lunes, 12 de octubre de 2009

Zemlinsky (IV): "DER KÖNIG KANDAULES"

‘El rey Candaules’ es la última e inconclusa ópera de Alexander von Zemlinsky, comenzada en 1936 tras ‘Kreidekreis’. La huída de la barbarie nazi impidió su conclusión dejando orquestados tan sólo 846 compases del primer acto. Tras el fracaso de su alumno Arthur Bodanzky, durante los años cuarenta, en completar y estrenar la obra en el MET neoyorquino, debido a la alta carga erótica del libreto, fue el biógrafo del compositor, Antony Beaumont el encargado por su viuda para esta tarea. Beaumont la llevó a buen puerto con gran efectividad, siguiendo las abundantes anotaciones de Zemlinsky, y posibilitando el estreno absoluto de la ópera en Hamburgo en 1996 bajo la dirección musical de Gerd Albrecht. En 2002 Kent Nagano la presentó en el Festival de Salzburgo con Nina Stemme (una Nyssia referencial), Robert Brubaker y Wolfgang Schöne, lo que supuso el triunfo definitivo de la obra.
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Estamos pues ante una obra de madurez, con un Zemlinsky en plena posesión de todos sus recursos musicales, capaz de hallar la atmósfera más adecuada a cada escena. Por algo le consideraba Schönberg ‘el compositor post-wagneriano capaz de satisfacer con mayor sustancia musical las exigencias del teatro’ Así su cromática melodía, su lujuriosa y disonante orquestación, sus embriagadoras tímbricas, la inmensa variedad vocal, sus clímax dramáticos, la potencia del desarrollo musical, se ponen al servicio de una historia dura y compleja, basada en 'Le Roi Candaule' (1901) de André Gide. Una historia que viene de Herodoto y donde la sed de poder, la atracción sexual, la amoralidad, navegan en un mar revuelto de celos, venganza y voyeurismo, provocando una intensísima evolución (metamorfosis) de unos personajes al límite, dementes, ambiguos, perversos, obsesivos, amorales, decadentes.
. Sinopsis: ‘El rey Candaules celebra un banquete donde va a desvelar a su bellísima mujer Nyssia ante sus cortesanos. En el interior de un pescado, suministrado por Cyges, encuentran un anillo mágico. Llamado Cyges a su presencia éste asesina por celos a su propia mujer ante el fascinado rey. Éste deseoso de saborear este sentimiento le ofrece el anillo, del que ha descubierto que vuelve invisible a su poseedor, para que pueda descubrir la belleza de la reina en sus aposentos. Cyges acepta y extasiado ante la hermosura de Nyssia pasa una noche de amor con ella, quien en la oscuridad cree que es el rey. Al siguiente día, tras revelarle el pescador la verdad, ella avergonzada le exige el asesinato de su marido. Rendido a sus encantos y deseoso del poder del anillo Cyges da muerte a Candaules, corroído por los celos. Finalmente, ante el asombro y la inquietud, Nyssia corona rey a Cyges’
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Escuchemos un fragmento de la Escena segunda, final del acto II, seguida del magnífico preludio del Acto III donde se narra la noche de amor de los amantes. Es una cima de belleza musical: sobrevuela la voluptuosidad de Nyssia en las figuraciones de los oboes y las flautas, y se descubre la lujuria en las disonancias de los trombones:

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Acto II - Escena 2 final
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Y ahora la inquietante escena final de la ópera, colmada de sangre y locura:

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Monte Pederson, Gyges
James O’Neal, Kandaules
Nina Warren, Nyssia
Philharmonisches Staatsorchester Hamburg
Gerd Albrecht

9 comentarios:

Joaquim dijo...

¿Qué maravilla!
Cambio un Zemlinski per unos cuantos Martin i Soler.

Barbebleue dijo...

Yo ni siquiera hago ese cambio.

Joaquim dijo...

Lo sabia

pfp dijo...

toda la música es necesaria, todo tiene su momento, precisamente este Castillo es una muestra y una lección de ello.

Todavía sin tiempo de escuchar esta música que nos propones en esta entrada, pero los Zemlinskys que he tenido la oportunidad de escuchar hasta ahora, entran de lleno en mis sentidos, así que como siempre y por adelantado, un placer

pfp dijo...

todavía bajo los efectos de la parcial audición que nos has colgao, me maravillo de la atracción de Zemlinsky hacia estas historias del mundo de la narración, su capacidad compositiva para traducirlas en una música apasionada y apasionante que describe a estos complicados personajes, que cuentan con una aliada peligrosamente diabólica, la invisibilidad...

en dos palabras señor del Castillo:

A Lucinante

Barbebleue dijo...

Efectivamente, pfp, la invisibilidad es la mejor aliada de esta música lucinante. Yo incluso cierro los ojos...

Titus dijo...

Yo también lucino.

Luz dijo...

Buena idea este fragmento de Zemlimsky, aprovecharé para revisitar Eine Florentinische Tragödie y ponerme las pilas. Gracias y feliz 2021.

Barbebleue dijo...

Que lo disfrutes! Feliz año, Luz