
A comienzos de 1911
Claude Debussy recibió el encargo de
Ida Rubinstein para una música de escena basada en un poema de
Gabriele D'Annunzio, un misterio medieval titulado
“Le Martyre de Saint Sébastien”. El 22 de mayo tuvo lugar la
“première”, con una acogida muy fría y el rechazo militante de la jerarquía de la Iglesia parisina, cayéndose del cartel a las pocas representaciones, entre las lágrimas del compositor. Pese a las enormes calidades musicales que atesora, todavía hoy no es obra habitual en los teatros.
Debido al corto plazo de tiempo empleado en su composición, la obra destaca por su unidad y coherencia. Debussy se implicó íntimamente en su contenido, de manera fervorosa, alumbrando un ejemplo de seducción y esplendor que asombra por:
Íntimas cotas de misticismo
Audacia armónica sorprendente
Superación de la tonalidad estable, explorando la politonalidad
Gloriosas melodías de efecto inmediato
Orquestación en ricos colores
Inefables sonoridades, bellas por sí mismas
Pureza cristalina de voces divinizadas
Arcaísmo deliberado de algunos coros
Orientalismo en los llantos y quejas
Potencia e impacto de las grandes masas laudatorias.
.
Las fuerzas previstas incluyen una amplia orquesta con hasta seis trompas, cuatro trompetas y tres arpas; coros divididos; y tres solistas femeninas: una soprano (Erigone, Vox coelestis, Alma de Sebastián) y dos contraltos o mezzos (Gemelos). Una voz narradora encarna al Santo, al Emperador, Prefecto, Mater dolorosa e Hija enferma.
El poema de D’Annunzio, a modo de misterio medieval, se estructura en cinco actos ( Mansiones o Moradas) cada uno con su preludio inicial, donde va repasando hechos de la vida del Santo arquero hasta su martirio y posterior ascenso al Paraíso. Ver letras
1ª Morada: La Cour de Lys
Tras el Preludio presentando el ilustre motivo de la Cruz, se narra el martirio de los gemelos Marcos y Marcelino, incorporando la danza de Sebastián sobre el lecho de brasas transformado.
2ª Morada: La Chambre Magique
Tras su correspondiente preludio introducido por el contrafagot, trastorna las percepciones en sus voces sublimes: la virgen Erigone, seguida de la Vox Coelestis (Virgen María con niño) purificando el ambiente. Escuchemos:
5 comentarios:
No encuentro palabras; habría que crear muchas más para ser fiel a la admiración de la belleza. Esta obra es maravillosa, las voces de una calidad insuperable. ¿Qué podría añadir? No tengo conocimientos suficientes para analizar la música de Debussy. Con tu permiso, Bbb, sencillamente sólo
puedo hablar de forma subjetiva: me he emocionado...
Gracias por recordarme este maravilloso título que ahora mismo acabo de desempolvar de la cdteca... La que tengo es la versión de 1991 de Michael Tilson Thomas con la LSO en la que también interviene la Stutzman...
De todas formas me escucharé la versión que propones esta tarde...
No conocí esta obra, así que gracias por dármela a conocer y por el enlace. Espero que la soprano no tenga ningún hermano que se dedique al canto, cualquiera va a escuchar a un tenor o un barítono que se llame Gritton.
me parece que me está costando cogerle el punto a Debussy ...
Potente blog, Fantômas. Bienvenido y paso a enlazarte.
Los franceses es lo que tienen, que hay que cogerles el punto. Luego resultan maravillosos/as.
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