domingo, 25 de septiembre de 2016

El Rey Carmesí


El fondo de la tarde
se cubre con el amianto
de un calor extranjero,
mecido en notas cercanas
que ascienden desde el interior
del recuerdo: acordes del
Epitaph de King Crimson,
que atraviesan los años
desnudando emociones
tan intensas que se ocultan
en capas de uno mismo.

Sonidos, visiones,
bordes de luz
rojo carmesí:
intensa opulencia
Fripp
en las alas imposibles del aire.

Palabras de profetas
que vacían de tiempo
los consuelos del sentir
dejando en el aire sólido
la verdad de los sentidos:
el Silencio es la única
respuesta ante la Belleza.

Sí, me temo que mañana estaré llorando...

"Rey Carmesí" poema inédito, 2016 
Arturo R. Camba

"Epitaph" King Crimson 
versión Toronto 2015

En Madrid, 21 y 22 de Noviembre 2016
Barcelona, 24 y 25 de Noviembre 2016

 
King Crimson - Epitaph - Toronto (2015) por thinkfloyd61

domingo, 18 de septiembre de 2016

Arriaga, el Mozart de Bilbao


Juan Crisóstomo de Arriaga y Balzola (1806-1826) murió en París sin llegar a cumplir los veinte años de edad. La comparación con el genio austríaco se soporta en el hecho de la precocidad creativa y la altura artística del músico vasco. Siendo de Bilbao, incluso me parece poco…

Sus primeros y tiernos pasos fueron de la mano de su padre, Juan Simón, quien convertido en adinerado comerciante, había sido organista en la iglesia de Berriatua. Al talento natural del niño bien pronto la docencia en Bilbao le quedó pequeña, así que animado por renombrados artistas musicales parisinos, entre ellos el famoso tenor Manuel García, a los quince años se marchó a vivir a la capital francesa, de donde no volvería jamás.

En el Conservatorio parisino estudió con Baillot, Fétis y Cherubini. Su talento y capacidad de aprendizaje, especialmente en la composición, pronto le convirtieron en profesor y maestro repetidor. La muerte, parece ser que por tuberculosis, truncó demasiado pronto una más que prometedora carrera. Su disperso legado fue reunido por su sobrino-nieto Emiliano, quien llegó a abrir un Museo con su nombre; con el tiempo también tendría todo un Teatro, el Arriaga de Bilbao, el coliseo de la ópera.

Merced a su precocidad, y a pesar de la dispersión, nos han llegado variadas obras de su genio. Desde fragmentos de su ópera Los Esclavos Felices, una Sinfonía para Gran Orquesta, Variaciones para Orquesta, diversas obras sacras y especialmente sus Tres Cuartetos de Cuerda, única obra editada, escritos en 1823 y dedicados a su padre.

Los Cuartetos son claro ejemplo del estilo del compositor: equilibrio clásico que remite a Haydn, dominio de la forma y la expresividad mozartianos, vuelo prerromántico en sus desarrollos y dinámicas, al gusto de Beethoven. Posiblemente sea en los tres movimientos lentos de los tres Cuartetos donde ahonda más su capacidad expresiva.

Sobre ellos dejó escrito su profesor Fétis: “Es imposible imaginar algo más original, más elegante, más puramente escrito que estos Cuartetos, que no son suficientemente conocidos. Cada vez que eran ejecutados por su joven autor, excitaba la admiración de los oyentes.”

Escuchemos el Andante con variazioni del segundo Cuarteto en La mayor, donde nos muestra a las claras el dominio del lenguaje con un género que Brahms llevará a su cima: la variación. El ensoñador y sencillo tema es tratado de manera abiertamente amplia, en cinco variaciones incluyendo el pizzicato.



(vídeo Ma Kai Tung)

El Presto agitato que cierra el tercer Cuarteto en Mi bemol mayor, tal vez el más completo, nos remite a Beethoven y al nuevo estilo que comenzaba a nacer con el nuevo siglo.



(vídeo CuartetoQuiroga)

domingo, 11 de septiembre de 2016

Ludovico Einaudi


En general, no me gustan las definiciones, pero “minimalista” es un término que significa elegancia y sinceridad; por lo tanto, prefiero ser llamado minimalista que cualquier otra cosa”

Son palabras del compositor y pianista Ludovico Einaudi (Turín, 1955) con las que deja bien clara su elección estética. Algunos reconocidos críticos han ido más lejos bautizando su estilo como “minimalismo contemplativo”, cercano a ese mestizo concepto de la Música New Age más meditativa; un cajón de sastre, a medio camino entre la música clásica y la popular, donde caben Brian Eno, Michael Nyman, Enya, Mike Oldfield o Vangelis.

Einaudi, nieto de un presidente de la República de Italia, se formó en el Conservatorio Verdi de Milán, y posteriormente estudió en Tanglewood y también con Luciano Berio. Su personal obra abarca composiciones para piano y orquesta, siendo especialmente exitosas sus partituras para cine y televisión. Como bien se ha dicho, la sencillez de lo sublime exhala siempre de su música.

El tema “Monday” de su álbum “Divenire” (2006) se convirtió hace bien poco en la banda sonora de la presentación pública de nuestra EditorialCuestióndeBelleza, en la sosegada interpretación de Rafa. La amarga belleza etérea de su melodía acompañará siempre como recuerdo de aquel momento mágico. O para decirlo de nuevo en palabras del propio Einaudi: “cada historia de éxito comienza siempre con una pasión.”

(vídeo Elliott Walsh)

domingo, 4 de septiembre de 2016

Korngold, el postromántico


La obra musical del considerado como niño prodigio del Imperio Austro-Húngaro finisecular, Erich Wolfgang Korngold (1897-1957) sufrió un punto de inflexión, no sin retorno, con el advenimiento de la hegemonía nacionalsocialista a finales de los años treinta.

Tras asombrar a maestros consagrados como Mahler o Zemlinsky, y conquistar a las audiencias más exigentes con partituras de una belleza lunar, especialmente su cada vez más revalorizada ópera “Die Tote Stadt” (La Ciudad Muerta), a mediados de los años treinta comenzó, a distancia, una relación con la música cinematográfica en la incipiente industria de Hollywood. En 1938 decidió exiliarse en California visto el cariz de los acontecimientos en su tierra natal, teniendo en cuenta que pertenecía a un familia judía.

El éxito le sonrió en la meca del cine, siendo reconocido y premiado con algún que otro Oscar a sus producciones musicales. Pero terminada la Segunda Gran Guerra decidió volver a su tierra y retomar el repertorio clásico que había abandonado a su pesar.

La primera obra de esta nueva etapa fue su Concierto para Violín y Orquesta en Re mayor opus 35, escrito durante 1945, dedicado a Alma Mahler, y estrenado en St. Louis (EEUU) en 1947 con inmenso éxito, interpretado por Jascha Heifetz como solista y Vladimir Golschmann a la batuta. Sin embargo, su lenguaje descaradamente postromántico, de inmenso lirismo y opulento refinamiento, cosechó el fracaso y el repudio de las nuevas tendencias intolerantes que dominaban Europa en esos momentos. Decepcionado y con regusto amargo, hubo de volver a sus trabajos en Hollywood donde fallecería en 1957.

El Concierto para Violín recogió, en sus tres movimientos, temas de algunas de sus colaboraciones cinematográficas, adaptándolos con maestría para mayor virtuosismo y expresividad del solista. El segundo movimiento, una Romanza en Andante, desgrana toda la filigrana lírica de su pluma refinada. Su forma tripartita hace uso del tema del film “Antony Adverse” como idea principal, introducido en el clarinete, pero para su parte central Korngold escribió un tema nuevo de una fragilidad misteriosa que parece sacado literalmente de esos pasajes oníricos, con esa belleza lunar que comentábamos más arriba, de su Ciudad Muerta.

Escuchemos este segundo movimiento, Romance. Andante, en la magnífica interpretación de la fascinante Hilary Hahn con la Deutsche Symphonie Orchestra bajo la dirección de Kent Nagano. Una maravilla por encima de modas, post o pre...

(vídeo chiwei0710)