Aunque se suele dar por sentado, conviene recordar, también para aquellos que albergan dudas o desconocimientos, que Jimi Hendrix ha sido, y todavía es, el mejor guitarrista eléctrico que ha habitado, poco tiempo, entre nosotros; ¿y por qué?
Siendo básicamente un bluesman, parodiando el estudio de la voz humana, podríamos aseverar que a su asombrosa tesitura de escalas de blues añade unas cualidades tímbricas fabulosas: desde un volumen de espesor polifónico a un color oscuro matizado por una limpieza cristalina en la ejecución; desde un brillo nacarado a una coloratura (agilidad) demencialmente fascinante; desde un vibrato de sonoridades innovadoras, hijo de una época psicodélica, hasta una capacidad improvistoria descomunal.
Toda una inmensa técnica que hacía arder en el altar del más profundo sentimiento, convertido en fuego-pasión, extraído de tres pares de cuerdas de su Fender Stratocaster.
Así el zurdo de Seattle reúne un conjunto de características extraordinarias que podemos degustar en un tema como el instrumental Jelly 292. Uno de sus registros más memorable y paradigmático:
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8 comentarios:
No podría haber tenido mejor desayuno... Un abrazo
Siempre me ha fascinado la capacidad de Hendrix para, usando la escala pentatónica menor, la del blues de toda la vida, salir de ella y entrar de nuevo sin perder el sonido bluesy tan característico. Consigue sonar de una forma tan personal y a la vez tan ortodoxa dentro de los cánones bluesísticos...
Y ¿qué tal una buena cena?
Un abrazo, Alfredo
Titus, eso mismo caracteriza a los genios: saber salirse de la norma manteniendo la esencia...
!Que fuerza tiene! Es impresionante. Un abrazo
Fuerza vital; necesidad expresiva.
Un abrazo, Conchita
a Jimi no se le debe sacar de contexto; chaleco hippy,cueva y canuto,¡qué menos¡
no, si de contexto ya se sale él... pero ¿y la cueva?
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