domingo, 1 de septiembre de 2013

Primo la música, dopo le parole (¿o era al revés?)


La eterna cuestión de prioridades en el teatro musical es retomada y puesta en valor ¡en forma de ópera! con la última creación lírica de Richard Strauss. Nos referimos a CAPRICCIO op 85 compuesta durante 1941 y estrenada el 28 de octubre de 1942 en Munich. Una pieza dialogada para música o en palabras del propio Strauss “tal vez solo un manjar para sibaritas musicales”

Sobre una idea de Stefan Zweig, el propio compositor y el afamado director Clemens Krauss escribieron un libreto sencillo y elegante, a la par que irónico, sobre la relación y jerarquía de la música y el texto en la obra lírica, que va más allá al introducirse en la propia esencia del Arte. Ensamblado maravillosamente en una relación amorosa entre la espectadora protagonista (Condesa) y la personificación del arte musical (compositor) y el literario (poeta).  La condesa está enamorada pero no sabe de quién…

No por casualidad está ubicada la acción teatral en el período de la reforma operística de Gluck, que ponía patas arriba el dicho de Mozart “la poesía es la criada obediente de la música”; otro acierto, no podría ser de otro modo, es el final abierto rubricado con el banal anuncio del mayordomo que cierra la obra “la cena está servida”

Flamand, el compositor, y Olivier, poeta, pelean con sus artes por ganarse el amor de la condesa Madeleine, quien duda por quién decidirse y encarga a ambos la composición de una ópera sobre los acontecimientos del día y los personajes reales del palacio. Al día siguiente, en la biblioteca, decidirá, si es que puede… ya sabemos que en toda elección siempre se pierde algo.

En la morbidez decadente de la cuerda el maestro Strauss nos regala la perfecta combinación de notas y letras, hace poesía de la música, y nos demuestra la indisolubilidad del arte lírico. Desde el sexteto introductorio hasta el intenso lirismo de la dubitativa escena final a partir de la Mondscheinmusik, la obra adquiere incluso una función moral.

Escuchemos el final de un capricho, con la siempre atractiva Renée Fleming:
.
(vídeo Onegin65)



13 comentarios:

pfp dijo...

me inclino, como bien dices, por la indisolubilidad del arte lírico.

como siempre, un placer.

Unknown dijo...

Una amiga mía, excelente violinista, dice con autoridad que "todo es música". Y me lo demuestra poniendo notas a las entonaciones de cualquier diálogo. Yo también entiendo la palabra como música como aon música ciertos ruidos para los atonales.
Saludos.

Anónimo dijo...

¡Qué dilema emocional y emocionante!

¿Un dilema moral? Sí. Suerte que se puede disfrutar de amar la canción, la ópera, la zarzuela, la poesía, la música... y amar a un sólo hombre. Eso veo a mi alrededor.

Cómo me gustaría tener la capacidad de ver música en todos los sonidos y de traducirlos a notas musicales. Y disfrutar también de desconectar de esa capacidad para ser una simple mortal.

Se me ocurre ahora que quien tenga esa capacidad ha de poder hablar, o al menos entender, el lenguaje de los pequeños pájaros, del mar, del viento, los árboles... Una maravilla. También el de los mosquitos, las arañas... puag, brrr.

En fin, los músicos, las músicas, sois personas extraordinarias.

De nuevo me alegra poder leer y escuchar tus entradas, Barbe, y también los comentarios de las otras personas que te visitan. ¡Qué buena suerte haber encontrado tu blog!

Barbebleue dijo...

... una magnífica inclinación, pfp, que compartimos.

otro placer.

Barbebleue dijo...

Así es, Glòria, toda la razón para tu amiga excelente; al menos desde Pitágoras hacia acá... o ¿qué otra cosa es el Cosmos?

los "atonales" tan solo usan otro método, otro lenguaje; vamos, como hacer poemas sin rima...

Barbebleue dijo...

¿Amar a un solo hombre, Anderea? ¡de ninguna manera! yo amo a JSBach, a Mozart, a Schubert, a Ligeti, a Dylan, a...

Muchas veces es más complejo escuchar y entender los sonidos, que componerlos; el placer del Arte también es un dolor.

Gracias por lo que me toca como administrador del Castillo; para mi es un gusto que lo pasees, leyendo y escuchando.

Esdedesear dijo...

Para mi primo la música, pero sin la parole como podríamos disfrutar de esas voces maravillosas que tanto nos conmueven. Las palabras son la música del instrumento "voz". Un abrazo Barbe.

Anónimo dijo...

Sí, sí, Barbe. Pero... "Se mueve".

Ja, ja, ja ,ja...

Barbebleue dijo...

Efectivamente, la voz es el instrumento más elevado y versátil; tanto, que ni siquiera precisa "le parole"...
Un beso Conchita.

Barbebleue dijo...

Eppur si muove, Anderea

Anónimo dijo...

:)

Anónimo dijo...

¿Será que hay amores y amores, Barbebleue?

En tus etiquetas: "JS Bach (89)".


Además, cada vez me reafirmo más en que algunos falsos dilemas nos confunden innecesariamente. Pueden generar reflexiones, sentimientos interesantes, pero también mucho dolor, laberintos interminables, culpabilidad...

En fin, esta vida es un mundo rico y breve, y cada quien tiene la posibilidad de plantear las preguntas que más necesite, le diviertan, le entretengan...

Daré "play" otra vez al vídeo de la nueva entrada, porque escribiendo el comentario me he perdido la belleza y el sufrimiento que para mí prometía su comienzo.

¡Buena semana!

Barbebleue dijo...

La duda, la pregunta, la insatisfacción, son motores para el Arte; encienden el "play" del creador.

Tú lo has dicho, Anderea ¡Buena semana!