-Retro_Grade1
Considerada
por una parte de la crítica como una de las más perfectas, la Sexta
Sinfonía de G. Mahler fue
escrita entre 1903 y 1904, en la menor; en esta trágica tonalidad
se abre y en ella misma concluye, exhausta. Para Alban Berg era “la única Sexta, a pesar de la Pastoral”
Su
estructura formal es decididamente clásica; cuatro movimientos en los que se
enseñorea la forma sonata con su temática y su tonalidad. Entre los dos
movimientos extremos, dos descomunales Allegros, se instala la inestabilidad de
las piezas centrales, un Scherzo y un Andante; no fue hasta el último ensayo
antes de su estreno que el compositor fijó su orden de aparición: S/A.
La
Grandiosidad heroica del Finale, Allegro
moderato, con su sucesión progresiva de marchas vitales cuyos límites
explotan en los golpes de martillo, golpes del destino del héroe, hasta la
elegíaca coda de metales y el reposo en el pizzicato
de las cuerdas, representa el meollo esencial de la Sinfonía.
Pero no cabe duda
de que en la elevada pureza del Andante
moderato habita la trascendentalidad. En ese movimiento, tal vez el más
romántico y el menos atrevido, a través de sus oleadas de cuerda respiran el
héroe y el artista, más allá de lo inexorable… una pieza cuya noble hermosura
nos hace tanto bien.
(vídeos Tokkemon)
2 comentarios:
Tanto bien. Mi vida es la trompa y Mahler... qué te voy decir...un artesano del timbre...a la sombra de los demiurgos (Bach o Mozart)...la diferencia entre el demiurgo y el profeta (Mahler) radica en que, pudiendo hacerlo, los primeros nunca usarían un yunque...o un martillo...o una hoz....saludos fraternales.
Bienvenido. Aunque el metal es más apropiado para profetas, se puede ser divino desde el yunque; fíjate en Hefesto... fraternales saludos.
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