En realidad Francesco Venturini (c1675-1745) nació en Bruselas; estamos pues ante un músico belga. La obvia influencia francesa en su música, por origen y tradición, se hermana en su arte con la luminosidad exacerbada y el cálido sentimiento de la escuela italiana, destilando una obra personal plena de fuerza, carácter y belleza que fue popular en su época, cayendo en el olvido.
Gran parte de su labor profesional se desarrolló en la corte de Hanover, donde conoció a un joven Händel. Su única colección publicada, opus 1 (en torno a 1715) fue una colección de Concerti da Camera o Sonatas gran parte de ellos auténticas suites de danzas; Francia – Italia en la destilería de sus esencias.
Para este nuevo paseo por los jardines barrocos del Castillo, tan caros y amplios, les propongo acompañarme por el Concerto IX en sol menor, cuya Ouverture, francesa en su distribución ampliada (lento-rápido-lento + rápido-lento) nos transporta desde el profundo e inciso dolor de su parte lenta (un bisturí anímico) hasta el vuelo libre y jovial (no sin cierto poso amargo) de su rápido, una fuga repartida entre las risueñas cuerdas y las cálidas maderas (oboes y fagotes). Continúa la partitura con tres Arias y un doble Menuet que amplían y desarrollan la exposición inicial hasta completar los cinco movimientos de la obra.
Interpretan maravillosamente, desplegando affetti, el grupo La Cetra con David Plantier como director desde el violín solista. Un lujo por partida doble… o triple
(vídeo Ispirazione Barocca)
2 comentarios:
Precioso Barbe. Lo escucho deleitándome y en honor del filósofo Eugenio Trías de cuya muerte me acabo de enterar. Una gran pérdida, le apasionaba la música y le dedicó grandes reflexiones. Un abrazo.
Pues sí, Conchita, nos dejó unos ensayos sobre Música grandes, profundos y hermosos.
Vaya pues dedicado a su memoria este paseo barroco.
Un abrazo.
Publicar un comentario