Con la Sonata en Re Mayor KV 576 llegamos a la máxima
Depuración estilística, a la pulcra Transparencia del lenguaje; la Pureza
cristalina de su escritura irradia desde dentro, sin opacidad alguna, directa a
reconfortar y asombrar al oyente. Como en un diamante perfecto, en palabras de
Hofmannsthal, la profundidad se oculta en la superficie. La seda más fina y
elegante que pueden vestir unas notas…
Verano de 1789, WA Mozart volvía a Viena tras un viaje que
le había llevado a Dresde, Leipzig y Berlín. De la ciudad del Kantor de Santo
Tomás se traía el gusto y la querencia por el contrapunto, como dejaría
constancia en esta Sonata. De la capital prusiana, varios encargos de Federico
Guillemo II, en concreto una serie que Mozart denominó “Seis Sonatas fáciles
para la Princesa Federica de Prusia”, hija del rey prusiano y pianista
aficionada.
Ni fueron seis, ni fáciles, ni hay constancia fehaciente de
que Federica consiguiese interpretar la única Sonata que Mozart llegó a
completar. Pero, por su perfección, a todos nos ha legado el brillo inmaculado
de un contrapunto elaborado y evocador en los movimientos extremos, Allegro y
Allegretto; exaltados en el tema doloroso y sosegado de su Adagio
Escuchemos la Transparencia completa en la siempre personal versión, luminosa y transparente, de F Gulda:
(video Bruningable)
3 comentarios:
Ni rastro de Mozart en Abu Dhabi, siento que se lo pierdan.
Besos
pues no les vendría nada mal su frescura...
besos
será por esa pureza cristalina, que a Mozart le sienta mejor un paisaje nevado?
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