En ocasiones –malditas- el calor del asueto es congelado por
la noticia más devastadora; a modo de una brutal glaciación de la sangre y los
sentimientos, nos llega cercano el dolor más insoportable e injusto al que un ser
humano se enfrenta, sin capacidad alguna de manejarlo: la muerte de un hijo, la
desolación.
La presente es una de esas fatales horas -maldita-
Una maravillosa amiga del Castillo y de su encargado, ha de enterrar a un hijo. Una madre está capacitada para todo, salvo para un trance de esta índole -maldito-
Al ser imposible llevar consuelo, uno ha de conformarse con el más cálido abrazo, y recurrir al gran Bach –autor a quien ella venera- para que nos reconforte con su más bella música para un acto tan trágico: la Cantata BWV 106 Gottes Zeit ist die allerbeste Zeit Actus Tragicus, donde el dolor no deja lugar ni siquiera para las cuerdas más agudas…
(video codonauta)
3 comentarios:
Lo siento. Lo siento.
Soy madre. Cuánto dolor, cuantísimo dolor.
Un abrazo para ti, Barbebleue.
Y desde el respeto más profundo, mi deseo de algún momento de sosiego para ella, para tu querida amiga.
Dolor inhumano, Anderea.
Un abrazo también para ti, y sosiego vía Bach.
también desde desde el Castillo recibe Josefina mi abrazo y mi recuerdo, siempre.
Pilar
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