
.
Una rica y compensada mezcla de estilos aparentemente antagónicos. Por un lado la monumentalidad litúrgica vehiculada a través de la polifonía clásica, el estilo contrapuntístico (uso generoso del fugado: Cum sancto spiritu, Et vitam, Osanna, Agnus Dei). Por otro el personal lirismo del autor tendente a la homofonía cantabile, la capacidad melódica rica y profunda. Siendo ambas líneas estilísticas unificadas y apaciguadas por esa gracia infinita que Schubert atesoraba.
.
.
Como ilustración musical sugiero el "Et incarnatus est" del Credo, un andante con una noble y profunda melodía que introducen los violonchelos y elevan las tres voces solistas, dos tenores y una soprano, en entrada sucesiva, hasta la aparición del coro en el "Crucifixus"; tras cuyo fortissimo retorna a deleitarnos el trío vocal con su tema, y se apaga nuevamente en el coro:
.
Sibyilla Rubens, soprano
Christoph Genz, tenor I
Matthias Goerne, tenor II (una curiosidad)
Gächinger Kantorei / Bach-Collegium Stuttgart
Helmuth Rilling
3 comentarios:
Mi pequeña historia sobre esta Missa Solemnis schubertiana: hace ya un tiempo me llamó mucho la atención una música preciosa que servía de fondo a un anuncio de televisión que ya no recuerdo sobre qué versaba. No se me iba de la cabeza, pero no sabía a qué obra pertenecía. Indagué y di con ella, aunque mi trabajo me costó porque la obra no es muy conocida, era el mágico comienzo del Kyrie. Me encapriché y la compré, la escuché y la arrinconé, el resto de la misa no me causó el mismo efecto que su inicio. Pasaron unos cinco años, hasta el verano pasado, y decidí darle otra oportunidad – en realidad me la dio ella a mí- y el reencuentro no pudo ir mejor. La estuve escuchando un día sí y otro también. El tiempo pone todo en su lugar. Lo primero que hice al volver de vacaciones fue recomendar a uno de los amigos de estos mundos de blog’s la 6ª Misa de Schubert, y por cierto, el concierto para piano de Brahms por Furt que fue un descubrimiento de este tiempo - ¡espero que te acuerdes, maac!. A mí me encanta, derrocha una belleza apacible inmensa, casi recóndita en algunos momentos, y aún en los de de mayor contundencia, no me parece tendente a la espectacularidad, la elegancia formal de Schubert planea en toda la obra. Mis dos partes predilectas son el Kyrie, como no podía ser menos, y el Credo. Cuántas casualidades.
¿Matthias Goerne, tenor II? me lo agencio. Gracias
este blog es de "parada y fonda", me maravilla toda la música que pones y lo que escribes sobre ella ...
Publicar un comentario