
No, no es que este blog pretenda ser cool, o ahora vaya de moderno. Sencillamente uno de vez en cuando, fiel a sus orígenes, se da una vuelta por el panorama pop para tomarle el pulso.
Normalmente es un erial, una asombrosa falta de ideas. Incluso diría que el rock está agotado musicalmente, sólo perviven repeticiones caricaturescas de tiempos mejores. Puede que sus coordenadas estilísticas no den para más. La falta de preparación, cuando no la pura ignorancia, unido a la necesidad del éxito inmediato y pasajero por la presión de la industria están convirtiendo el pujante edificio en un solar desértico y poco atractivo. Usar y tirar...
En esta última cata me llamó la atención, no por sus excesos que me importan bien poco, una joven llamada Amy Winehouse. Tras una atenta escucha tuve la sensación de que cobraba vida la Tamla Motown, el gran sello de soul. Un sonido que bebía en esas fuentes rítmicas, se adornaba de aromas jazzísticos, y se ponía al día. Vocalmente Amy tiene personalidad, una nueva encarnación de la emoción solar de Grace Slick, la rota entrega de Janis Joplin, o incluso, el diablo me lleve, el dramatismo farmacológico de Billie Holiday. Adornada con una negritud revitalizante que, contrariamente a la falta de luz, se descompone en una variedad de colores. Véase la primera ilustración con el significativo título de "Back to Black":
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PS: en estos momentos está grabando en Londres el tema central de la nueva película de Bond, James Bond.