El bueno de Georg Friedrich Händel, en su madurez creativa,
tenía la preciosa costumbre de componer Conciertos (solistas, grossos, a due cori) para los entreactos
de sus grandes obras corales, comenzando probablemente durante la representación
de Athalia HWV 52, en 1733.
Con este propósito fueron escritos sus Conciertos para órgano
solista recogidos en su opus 4 y opus 7. También en el difícil arte de
concertar un instrumento tan especial, por sonoridad y polifonía, fue creado
algún otro ramillete de beldades ya sin número de opus.
Entre ellos destaco hoy el Concierto para Órgano en Fa Mayor
HWV 295, nominado “El cuco y el ruiseñor”; quien conozca o escuche su primer
Allegro sabrá muy bien el por qué…
Fue ejecutado por primera vez en 1739 durante la
interpretación de su oratorio Israel en Egipto HWV 54, y su estructura de
cuatro movimientos, todos imprescindibles por gracia e inspiración, conlleva
una doble repetición de Larghetto-Allegro.
2 comentarios:
primera sorpresa del año en tu Castillo,barbazul, este Händel,¡incluso mejor que los mismísimos pájaros¡,... buen regalo de Reyes, que sean felices también para ti.
músicos y pájaros, feliz y antigua asociación; ésta, por ejemplo, cuando Messiaen no era todavía ni espermatogonia...
felices
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