Entiendo que es complicado suplir la cancelación de Brünnhilde a una semana del estreno, pero para salvar una función casi perdemos una obra. Janice Baird dejó sin valquiria el estreno de Siegfried por parte de la Sinfónica gallega. Nadine Secunde fue la sustituta de última hora. Y pronto quedó claro que, para cantar la hija de Wotan aunque sea en la segunda jornada del Anillo, una lírica sin voz ni aire nunca puede funcionar..
Lo que estaba siendo un Siegfried resultón, a mitad de camino entre lo heroico y lo pedestre, se vino estruendosamente abajo en la bellísima escena final del Despertar de Brünnhilde y su incandescente dúo de amor. Sin pareja, Jon Fredric West-Siegfried, apurado, tiró de oficio, ímpetu y resolución para salvar al menos el tesoro del mundo. Nadine Secunde, una voz cansada, escasamente timbrada, sin homogeneidad alguna, fuera de rol, huérfana de fiato, de una tirantez que provocaba angustia, no es que calara aquí o allá, (algo que podríamos perdonar) sino que desafinaba compases enteros. Sin canto ni resuello hizo el papelón de su vida, incapaz en todo momento con la partitura: tan pronto gritaba un agudo, como aparecía otro timbre en un grave o directamente se ahogaba en un sin palabras. Un desastre sin paliativos.
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Mime, Gerhardt Siegel, compuso un enano de manual. Sigiloso, serpenteante, venenoso, hipócrita: tiene en su voz todo lo que precisa el personaje y mucho más. Extraordinario.
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Wanderer, Alan Titus, mucho mejor que en las últimas ocasiones que le había escuchado. Aunque algo mate, controló hasta casi desaparecer su molesto vibrato y el engolamiento, dejando frases de gran altura y perfecta emisión. Más que correcto.
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Alberich, Oleg Bryjak, poderosa voz de enorme emisión para un estremecedor nibelungo negro, tal vez sin la oscuridad requerida para un personaje que se quedó en gris. Suficiente y sobrado.
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Jill Grove, consistente y adecuada Erda.
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Pájaro, María José Moreno, y Fafner, Attila Jun: cumplidores.
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Una pena porque así al alma le cuesta salir a pasear…
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Como ilustración veamos una escena de la película Siegfried (1924) de Fritz Lang; un film mudo al que se le ha añadido en esta ocasión la célebre aria de la forja de Wagner:
video de einherjar1965



Estamos pues ante una obra de madurez, con un Zemlinsky en plena posesión de todos sus recursos musicales, capaz de hallar la atmósfera más adecuada a cada escena. Por algo le consideraba Schönberg ‘el compositor post-wagneriano capaz de satisfacer con mayor sustancia musical las exigencias del teatro’ Así su cromática melodía, su lujuriosa y disonante orquestación, sus embriagadoras tímbricas, la inmensa variedad vocal, sus clímax dramáticos, la potencia del desarrollo musical, se ponen al servicio de una historia dura y compleja, basada en 'Le Roi Candaule' (1901) de
Sinopsis: ‘El rey Candaules celebra un banquete donde va a desvelar a su bellísima mujer Nyssia ante sus cortesanos. En el interior de un pescado, suministrado por Cyges, encuentran un anillo mágico. Llamado Cyges a su presencia éste asesina por celos a su propia mujer ante el fascinado rey. Éste deseoso de saborear este sentimiento le ofrece el anillo, del que ha descubierto que vuelve invisible a su poseedor, para que pueda descubrir la belleza de la reina en sus aposentos. Cyges acepta y extasiado ante la hermosura de Nyssia pasa una noche de amor con ella, quien en la oscuridad cree que es el rey. Al siguiente día, tras revelarle el pescador la verdad, ella avergonzada le exige el asesinato de su marido. Rendido a sus encantos y deseoso del poder del anillo Cyges da muerte a Candaules, corroído por los celos. Finalmente, ante el asombro y la inquietud, Nyssia corona rey a Cyges’
