Ocultos
y cambiantes, algunos planetas cercanos se invitan a la fiesta de las luces.
Ellos no titilan, son pobres; pero tienen sus momentos de gloria en nuestras
retinas.
El
compositor británico Gustav Holst (1874-1934) les dedicó todo un poema
sinfónico, una suite para orquesta. Su opus 32, estrenado en 1918, consta de
siete movimientos; uno a cada planeta dedicado. Sin una significación
mitológica o astrológica, cada uno de ellos va desfilando por el escenario
orquestal con características propias, profundamente marcadas. Según el mismo
autor son "siete influencias del destino y componentes de nuestro
espíritu".
Marte:
el portador de la Guerra
una
página de violenta fuerza y de ritmo implacable abre la partitura:
(vídeo
HDclassical)
Venus:
el portador de la Paz
momento de hadas a tempo lento.
momento de hadas a tempo lento.
Mercurio:
el Mensajero alado
primer scherzo aéreo
primer scherzo aéreo
Júpiter:
el portador de la Alegría
profundamente
alegre y popular, este movimiento se culmina en un verdadero himno melódico:
(vídeo
Carlos Garcia)
Saturno:
el portador de la Vejez
metales sombríos
metales sombríos
Urano:
el Mago
segundo scherzo, violento por momentos
segundo scherzo, violento por momentos
Neptuno:
el Místico
música
de susurro instrumental que finalmente vibra en un coro femenino sin palabras
(vídeo
doramas67)
Música
programática sin programa.
Música
para todos los públicos.
Música
para mirar al Cielo.
tanto mirar la luna este verano, y no había disfrutado de estos planetas sensacionales de Holst...
ResponderEliminargracias por el regalo, barbazul
gracias a ti, pfp, por mirar al cielo...
ResponderEliminar