Por entonces un quinteto de la zona de la bahía de San Francisco
presentaba, con inesperado éxito, su brillante primer álbum; posiblemente el mejor del año en su género. Se hacían llamar Counting Crows, nombre extraído de un
tema de ese mismo disco: “A Murder of One”.
Los muchachos, de aspecto bohemio post-hippie, estaban capitaneados por el frontman Adam Duritz, un
bocazas en el mejor y más musical sentido del término. Expresivo cantante,
teclista, compositor de muchas de las músicas y de todas las letras de la banda.
Reconocían como influencias a Dylan, The Band, REM, Van Morrison, … (¿y quién
no?) así que su estilo tiene la virtud del eclecticismo sobre un poso de folk-rock.
Lo primero que llamó mi atención de su álbum de presentación fue una descolorida carátula con caligrafías del
incontenible Duritz, y el nombre del grupo en caracteres más grandes, destacados,
como por azar, por unas gotas de tinta de alguna antigua y hermosa estilográfica; maravillosamente atractivo resultaba
también el poético título de la obra: August
and Everything After.
El despegue comercial llegó gracias a un rítmico y adictivo tema
llamado “Mr. Jones”, que incluso llegó a sonar con asiduidad en las radiofórmulas de por aquí:
(vídeo CountingCrowsVEVO)
Pero, a mi entender, el espíritu del grupo habitaba en las desoladas
baladas de atmósfera sombría y letras íntimamente torturadas; paisajes de
perdedores sobre delicias melancólicas de acordeón y rayaduras de órgano. El
jardín personal de Duritz que nos invita a pasearlo una y otra vez...
“Omaha ”
:
(vídeo
TrixxyCatt)
“Perfect
Blue Building ”:
perfect blue¡
ResponderEliminarbeside the green apple sea!
ResponderEliminarpues incluso con el tema más blue, estos chicos me han puesto una sonrisa de las amplias.
ResponderEliminarY me encanta su pronunciación americana
buenos ratos he pasado con su música de noviembre, Karenina, aunque luego, con los años, se fueron echando un tanto a perder... ¡estos cuervos!
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