En ocasiones –malditas- el calor del asueto es congelado por
la noticia más devastadora; a modo de una brutal glaciación de la sangre y los
sentimientos, nos llega cercano el dolor más insoportable e injusto al que un ser
humano se enfrenta, sin capacidad alguna de manejarlo: la muerte de un hijo, la
desolación.
La presente es una de esas fatales horas -maldita-
Una maravillosa amiga del Castillo y de su encargado, ha de enterrar a un hijo. Una madre está capacitada para todo, salvo para un trance de esta índole -maldito-
Al ser imposible llevar consuelo, uno ha de conformarse con el más cálido abrazo, y recurrir al gran Bach –autor a quien ella venera- para que nos reconforte con su más bella música para un acto tan trágico: la Cantata BWV 106 Gottes Zeit ist die allerbeste Zeit Actus Tragicus, donde el dolor no deja lugar ni siquiera para las cuerdas más agudas…
(video codonauta)
Lo siento. Lo siento.
ResponderEliminarSoy madre. Cuánto dolor, cuantísimo dolor.
Un abrazo para ti, Barbebleue.
Y desde el respeto más profundo, mi deseo de algún momento de sosiego para ella, para tu querida amiga.
Dolor inhumano, Anderea.
ResponderEliminarUn abrazo también para ti, y sosiego vía Bach.
también desde desde el Castillo recibe Josefina mi abrazo y mi recuerdo, siempre.
ResponderEliminarPilar