domingo, 27 de septiembre de 2015

Rodericus Cardinalis


Don Rodrigo de Castro y Osorio, hijo de la III Condesa de Lemos, Beatriz de Castro A Fermosa, llegó a ser cardenal arzobispo de Sevilla, lugar donde murió en 1600. Este Príncipe de la Iglesia fue también un importante mecenas cultural, ordenando construir para la Compañía de Jesús, el Colegio e Iglesia de Nuestra Señora la Antigua, conocida desde entonces como de la Compañía o del Cardenal, en Monforte de Lemos, en el estricto estilo renacentista español: el herreriano.

El Cardenal también mantenía una Capilla Musical, al frente de la cual estuvo el gran compositor Francisco Guerrero. Se cree, porque no hay constancia fehaciente, que en dicha Capilla trabajó un poco conocido músico llamado Cristóbal de Medrano, de quien nos ha llegado un manuscrito de 1594 conteniendo una Misa Voce Mea y un Motete, a seis voces, dedicado y en homenaje a Don Rodrigo de Castro, como bien se puede observar en su portada.



Más de cuatro siglos después, y ante el sepulcro del mismo Cardenal en la hermosa Iglesia monfortina (a la izquierda en la fotografía superior), tras una laboriosa recuperación, se interpretó dicha Misa y Motete el pasado 19 de septiembre, se conjetura que por vez primera, a cargo del Coro Vox Stellae y miembros del conjunto instrumental Menestreis de 1500, dentro del Festival Espazos Sonoros 2015

Concierto de fuerte emotividad, tanto por el histórico entorno y el posible estreno mundial, como por la intensidad de la polifonía del XVI, aún a pesar de la escasa afluencia de público, pues apenas se llenaron la mitad de las bancadas de la Iglesia.

Las obras, como ya hemos dicho, fueron escritas a seis voces y aúnan el misticismo más recogido y espiritual con un profundo impacto sensorial, incluso entre el público menos habituado a este repertorio polifónico. Delicada belleza melódica con intensa altura armónica; sin duda Medrano ofreció al Cardenal una obra al nivel de tal jerarquía, algo Sublime.

También los intérpretes se movieron en la cota requerida para tales fastos. El Coro Vox Stellae, dirigido por Luis Martínez y repartido en tres sopranos, tres altos, dos tenores y dos bajos, leyó la partitura con una plasticidad muy atractiva en el juego de voces, perfectamente ensambladas para crear una unidad instrumental de enorme nivel, sin duda fruto de intenso trabajo y mucho cariño. El acompañamiento instrumental a cargo de cuatro miembros de los Menestreis de 1500 con instrumentos de época en cuatro voces: corneta, baixonciño alto, sacabuche (una especie de trombón) y baixón (fagot antiguo), insertados entre los miembros del coro, apoyó con eficacia en la construcción del clima ritual y la belleza del conjunto.

Una Maravilla de Evento, titulado Rodericus Cardinalis, que cerró con un enorme éxito. Y una obra que bien merece una grabación comercial a cargo de tan magníficos intérpretes y recuperadores.

Filmado durante la propia interpretación, con el móvil, escuchemos, con los debidos permisos, el Sanctus de la Misa Voce Mea:


(vídeo Barbebleuei)

domingo, 20 de septiembre de 2015

IXION


Ixión, rey de Tesalia, tras haber asesinado a su suegro Deyoneo, fue perdonado por Zeus, quien le invitó a la morada de los dioses. El ingrato lapita quiso allí seducir a Hera, la mujer de Zeus, por lo que el dios lo mató con un rayo y lo envió al Tártaro donde fue atado con serpientes a una rueda ardiente que giraba sin cesar. Tan solo durante la visita de Orfeo a los infiernos, dicha rueda se detuvo, gracias al canto del héroe.

Un giro eterno que el compositor danés Rued Langgaard (1893 -1952) comparaba con la situación del artista, sometido a una continua labor de incesante búsqueda y creación. Tomó el nombre del infortunado para su más provocadora, absurda y rompedora Sinfonía, la número 11 fechada en 1945 bajo el título provisional “Evighedskrig” (Guerra Eterna), sin duda influenciado también por los acontecimientos bélicos del momento.

Langgaard quiso ir más allá, por eso modificó el título original, para con su obra dar una vuelta más a la rueda que no descansa, a la continua evolución del Arte musical, tal vez intentando provocar el triunfo o la muerte de la Sinfonía... nunca se sabe.

La partitura, de apenas seis minutos de duración, se basa en la repetición, hasta once veces, de un fragmentario tema de vals de sabor trágico, tocado en fortissimo en el tutti orquestal, pero con constantes modulaciones. Hacia el final de la obra, la entrada de cuatro tubas extras, tocando al unísono un nuevo motivo, atraviesa dramáticamente el constante giro del vals original, que bien remeda a una infernal danza.

(vídeo Barbebleuei)

Orquesta Sinfónica de la Radio Nacional Danesa
Thomas Dausgaard

domingo, 13 de septiembre de 2015

Un Trovador de campanillas


Declaraba a la prensa el barítono Juan Jesús Rodríguez, pocos días antes del estreno, que el reparto de este Trovatore de la Temporada Lírica de A Coruña, era hoy por hoy, insuperable. Después de escuchar la segunda función, el día 6 de septiembre, no sólo corroboro dicha opinión, tal vez interesada en origen, sino que la remacharía añadiendo que supera a muchas del pasado glorioso.

Al fin y al cabo, como decía Toscanini ¿o era Caruso? para esta ópera “tan sólo se necesitan los cuatro mejores cantantes del mundo”… y ésta es la única y simple razón del éxito de estas funciones: todas y cada una de las cinco voces principales fueron absolutamente óptimas para sus roles, por volumen, por color, por técnica, por fiato, por squillo, por filato, por canto verdiano… Cada cual, lo suyo, lo justo y necesario, y en algunos, la excelencia.

Gregory Kunde, el tenor dejó un trovador altivo, pelín alocado como procede. Timbre altanero, emisión poderosa, squillo ad hoc para una “Pira”; pena de una dicción algo más clara...

Angela Meade: Leonora de dulcísima voz y técnica apabullante: coloratura maestra y filati de vértigo. Una gozada de soprano.

Juan Jesús Rodríguez: barítono de “bronce y rasga”  dotó de vida y credibilidad al Conde de Luna, atormentado personaje. Su presencia vocal fue apabullante, tan solo con unas gotas más de elegancia sería un barítono verdiano de referencia.

Marianne Cornetti: Azucena racial, desatada, demente, de voz amplia y generosa, que no dúctil, arrimó una fuerza dramática fuera de lo común. Gitana de rompe y rasga, ¡ésta sí! Un animal operístico que se llevó la mayor ovación.

Dmitri Olyanov: Ferrando de auténtico lujo. Voz profunda de bajo paternal, untuoso como un abrazo largo y profundo.

El Ruiz de Badel Albelo resultó cumplidor y animoso, pero la Inés de Alba López Trillo evidenció un preocupante vibrato.

El Coro Gaos estuvo muy acertado en las preciosas partes que Verdi le dejó escritas. Una grata sorpresa.

La siempre preciosista Orquesta Sinfónica de Galicia estuvo dirigida por la directora canadiense Keri-Lynn Wilson, con fiereza metronómica, hábil en el acompañamiento a los cantantes pero escasa en vuelo sinfónico.

Montaje de Mario Pontiggia: un geométrico marco cambiante que sin gran belleza plástica no llegó a molestar como sí lo hizo la desastrosa iluminación, especialmente la de los personajes.

Lo importante, excepcional, de campanillas. Un placer para los sentidos.

En homenaje a la más aplaudida, cerramos con la conocida aria de Azucena “Stride la Vampa!” a cargo de Marianne Cornetti hace ya nueve años (ahora está mejor):

(vídeo La Voce dell’Opera)

domingo, 6 de septiembre de 2015

"Et la lune descend sur le temple qui fut"


foto: Acrópolis de Lindos, en Rodas


La noche, Unas ruinas. La luna.
Se citan, se aman, se engrandecen.
El Tiempo perdido...
Impresión velada.
Insinuación de formas.
Impresionismo musical:
Claude Debussy.

"Et la lune descend sur le temple qui fut"
del segundo libro de Images pour piano.

“No existe una teoría. Sólo tienes que escuchar. El placer es la ley. Me gusta la música con pasión. Y porque me gusta trato de liberarla de las tradiciones estériles que la ahogan. Es un arte libre que brota - un arte al aire libre, sin límites, como los elementos, el viento, el cielo, el mar. En ningún caso debe ser cerrado y convertido en un arte académico.”

Claude Debussy


(vídeo Alberto Lodoletti)