domingo, 30 de noviembre de 2014

Mazeppa

JLT Géricault

“Acabamos de atravesar el bosque:  estaba el sol en la mitad de su carrera, pero a pesar de estar en el mes de junio, era frío el aire. Puede que así me pareciese por habérseme helado la sangre en mis venas. Largos dolores hacen sucumbir al hombre más intrépido, no era entonces lo que en el día parezco; tan impetuoso como un torrente en el invierno, no se habían todavía desarrollado mis sentimientos, pero se manifestaban en mi esterior. La rabia, el terror, los dolores de mis miembros magullados, el frío, el hambre, la vergüenza y desesperación de verme en cueros sobre un caballo indómito ¿no era bastante para oprimir mi aniquilado cuerpo? (…)“

Así comienza el Canto XV de Mazeppa (1819) en una traducción al castellano de 1841 (Imprenta de J. Mayol y Compañía); poema narrativo de Lord Byron sobre una leyenda popular basada en la vida de Iván Mazepa, un caballero del siglo XVII que llegó a ser caudillo militar de los cosacos ucranianos, que fue castigado a vagar desnudo atado a un caballo (también desnudo) por haber tenido una aventura amorosa con la esposa de un conde de la corte polaca. Todo un ejemplo de un vigoroso estilo narrativo con poderosos sentimientos de sufrimiento y resistencia; un tornado del Romanticismo.

El terrible castigo se convirtió en feliz inspiración para otros grandes artistas: Victor Hugo y Alexander Pushkin en Literatura,  Théodore Géricault Eugène Delacroix en la Pintura, y en el mundo de la Música, PI Chaikovsky escribió una ópera homónima, y Franz Liszt compuso dos partituras con el mismo título: un Poema Sinfónico y un Estudio para piano.

Los doce Estudios de Ejecución Trascendental S168 de F. Liszt (¡el título ya asusta!) son un variado tapiz que representa una  cumbre de la literatura pianística de todos los tiempos, por expresividad y extrema dificultad; fueron escritos por un músico sobre el que hay el suficiente consenso para considerarle el mejor pianista jamás visto y escuchado. Un remolino de sentimientos que pocos pianistas están capacitados no ya para interpretar, sino simplemente para tocar.

El cuarto de los doce Estudios, titulado Mazeppa, es uno de los más conocidos y complicados. Basado en la legendaria historia, Liszt intenta y consigue meternos dentro de la brutal galopada a través de un increíble desarrollo de furia y agotamiento, unificado en un robusto tema principal que aparece temprano tras una desabrida introducción; reaparece una y otra vez, con diferentes tratamientos, para golpearnos con los cascos del equino justo por debajo de las cejas...


Jenö Jandó, piano

(vídeo Barbebleuei)


domingo, 23 de noviembre de 2014

Stil Moderno

El León de Venecia - Vittore Carpaccio (1465-1525)

Música para cuerdas en la República de Venecia entre 1615 y 1630.

Recién desaparecido Giovanni Gabrieli y hasta la epidemia de peste de 1630 la capella di San Marco vivió uno de sus mayores florecimientos musicales. Impulsados por una creciente autonomía económica, una pléyade de extraordinarios instrumentistas y compositores, autóctonos o inmigrantes de Brescia, levantó un nuevo estilo musical, alejado de los corsés de la polifonía antigua, que fue ávidamente demandado tanto para festividades religiosas como para fiestas profanas.

En este contexto se produjo la ansiada eclosión solista del violín, su vuelo ligero y solitario hacia cimas nunca vistas, y su extremoso contraste con el tutti orquestal que tanto sentimiento aportaría a la creación musical y con tanto color dejaría pintada la laguna.

Durante este período, bajo la dirección de Claudio Monteverdi, San Marco alumbró nombres ilustres como el bresciano Giovan Battista Fontana, el praguense Francesco Turini, el extraordinario Dario Castello, o el monje Giuseppe Scarani. Pero hoy visitan el Castillo otros dos ilustres:

Giovanni Rovetta (c1596-1668), cuya vida musical se labró totalmente en la Basílica, desde niño de coro hasta llegar a director musical de la capella a la muerte de Monteverdi. Su Canzone I  a tre (1626) asombra por el hermoso y oscuro color de su inusual combinación de cuerdas: dos violines y una viola:


Biagio Marini (1597-1666) emigrado de Brescia para ser joven violinista (1615) en San Marco. Su Sonata a tre violín in ecco es a la vez un prodigio de técnica violinística,  y un espectáculo teatral (según el compositor, el público tan solo debería ver el primer violín, permaneciendo los otros dos ocultos)

Sonatori de la Gioiosa Marca
(vídeos Barbebleuei)

domingo, 16 de noviembre de 2014

Beethoven, 5 cK


Contradiciendo de manera flagrante lo escrito en otras paredes de este mismo Castillo, nos asomamos hoy a una de las Músicas más conocidas y paradigmáticas:  la genial Quinta Sinfonía en Do menor op 67 del Sordo Genial. 

Porque ¿quién no conoce sus tres breves notas repetidas seguidas de una larga? El tema del Destino, reconocido urbi et orbi. La ilustre Quinta es un modelo de Sinfonía clásica; una estructura de proporciones perfectas, de cohesión orgánica y expresiva; una senda rítmica repleta de romanticismo. La Quinta “es Beethoven”.

Para acercarnos a esta cima musical, tenemos hoy con nosotros a un director, un mago, llamado Carlos Kleiber, quien nos ha dejado registrada (Musikverein 1974) una de las dos o tres versiones emblemáticas de esta partitura. El Arte de Carlos Kleiber es  un modelo de elegancia e inspiración, nacido de un trabajo concienzudo marcado por la alargada sombra de un padre igualmente genial. Para esta demostración de espíritu musical y para resaltar su esplendor, contó con la Filarmónica de Viena, centuria dotada de las mejores cuerdas de esta parte de la galaxia, y en la cual el idioma beethoveniano está impreso en su propia dotación genética. Seda forrada de seda.

La lectura es un prodigio de expresividad, emoción, fidelidad, fuerza, y transparencia absoluta de los planos sonoros, desde el famosísimo comienzo, en el cual el peso justo del Destino es detallado con precisión.

I.      Allegro con brio:  la llamada del Destino, cuyo desarrollo oscila entre oleadas de cuerda, descargas de metales y llantos de clarinete:


II.      Andante con moto: serenidad:


III.    Allegro: un scherzo que prolonga el tema inicial; el trío es un fugato de las cuerdas bajas que retoman el tema principal en pizzicato entre timbales sordos, para iniciar sin espera...:


IV.   Allegro: ... el triunfal y luminoso tema emparentado con el final del Fidelio, y concluir en un accelerando rítmico (marca de la casa en Kleiber) para colapso de las audiencias.

(videos John BH Won)

Aún con mala calidad de imagen, quiero dejar para el postre la única filmación que nos ha llegado de la impresionante gestualidad de C. Kleiber dirigiendo esta Sinfonía a la Filarmónica de Viena, desde Mexico 1981:

(vídeo La Casa di Davide)

domingo, 9 de noviembre de 2014

Contando Cuervos, después de Agosto...


Continuando con la sana costumbre del Castillo de presentar músicas de todos los géneros, especialmente aquellas menos conocidas, nos detenemos hoy en el mundillo del pop-rock de 1993.

Por entonces un quinteto de la zona de la bahía de San Francisco presentaba, con inesperado éxito, su brillante primer álbum; posiblemente el mejor del año en su género. Se hacían llamar Counting Crows, nombre extraído de un tema de ese mismo disco: “A Murder of One”.

Los muchachos, de aspecto bohemio post-hippie, estaban capitaneados por el frontman Adam Duritz, un bocazas en el mejor y más musical sentido del término. Expresivo cantante, teclista, compositor de muchas de las músicas y de todas las letras de la banda. Reconocían como influencias a Dylan, The Band, REM, Van Morrison, … (¿y quién no?) así que su estilo tiene la virtud del eclecticismo sobre un poso de folk-rock.

Lo primero que llamó mi atención de su álbum de presentación fue  una descolorida carátula con caligrafías del incontenible Duritz, y el nombre del grupo en caracteres más grandes, destacados, como por azar, por unas gotas de tinta de alguna antigua y hermosa estilográfica; maravillosamente atractivo resultaba también el poético título de la obra:  August and Everything After.

El despegue comercial llegó gracias a un rítmico y adictivo tema llamado “Mr. Jones”, que incluso llegó a sonar con asiduidad en las radiofórmulas de por aquí:

(vídeo CountingCrowsVEVO)

Pero, a mi entender, el espíritu del grupo habitaba en las desoladas baladas de atmósfera sombría y letras íntimamente torturadas; paisajes de perdedores sobre delicias melancólicas de acordeón y rayaduras de órgano. El jardín personal de Duritz que nos invita a pasearlo una y otra vez...

Omaha” :
(vídeo TrixxyCatt)

Perfect Blue Building”:
(vídeo Michael de Waal-Montgomery)

domingo, 2 de noviembre de 2014

Quartettsatz

Mittags -Georg Baselitz

1820. 
Viena.
Franz Schubert sufre de Angustia.
El Cuarteto de Cuerdas n.12 queda Inacabado.
Un solo movimiento, allegro assai en do menor:
es el Quartettsatz D703.  

Angustia en la urgencia del ataque.
Angustia en los pasajes más líricos.
Angustia en la trágica melodía de su segundo tema.
Angustia en el murmullo de las voces medias.
Angustia en el cromatismo omnipresente.
Angustia en los frenéticos golpes de arco (piedras en un estanque helado).
Angustia en la súbita conclusión.
Angustia de semitonos.
Angustia en espejo.
Angustia.

Ansiedad de cuerdas,
Angustia de Vida.

Angustia en la enfervorizada lectura del Cuarteto Amadeus:

(vídeo win081)