domingo, 30 de marzo de 2014

Juego de dobles


Otro de los autores a quien siempre se puede recurrir cuando el invierno se hace eterno y el gris sigue de moda entrada ya la primavera, es el polaco universal: Fryderyc Chopin, el hombre del piano, la sangre romántica del grupo p

Su opus 22 fue compuesto en dos fases, en dos fechas, en dos lugares. Todavía en Varsovia (1830-31), vio la luz la Gran Polonesa Brillante, para piano y orquesta. Pasados unos años (1834-35), ya en París, Chopin vio la necesidad de añadirle un preludio, una introducción que contrastase y concediese relieve a la polonesa: el Andante Spianato, para piano solo. Así quedó definitivamente construida su partitura Andante Spianato y Gran Polonesa Brillante en Mi bemol mayor op.22, composición dotada de elegancia, libertad y frescura.

Andante Spianato: un nocturno de suave filigrana y soñador lirismo; suave y perfumado, para íntima relajación. Canto llano, y manivela de la mano izquierda para encender la:

Gran Polonesa Brillante: épica y majestuosa danza cuyo heroico tema principal refuerza la elegancia y la bravura de la pieza.
(aún siendo escrita con acompañamiento, leve, orquestal, suele interpretarse arreglada para piano solo) 

Escuchemos la sensacional interpretación, plena de exquisito fraseo y hermosísimo rubato,  de Arturo Benedetti Michelangeli (1920-1995), el genial pianista de Brescia, llamado "el nuevo Liszt"; un artista único, inimitable, inclasificable...


(vídeo libertango)

Dos obras, dos nombres, dos genios; un Arte.

domingo, 23 de marzo de 2014

"Music is the Air I Breathe"


(…)
La Música fue el único mundo al cual escapar desde la banalidad de una existencia de clase media baja. En la intimidad de mi habitación, podía ser una princesa africana, una gitana salvaje, o una cortesana con un corazón de oro (¡no se lo digas a mamá!)
(…)
Poco a poco, la Música me dio una identidad, totalmente mía, y no sólo como hija de alguien, hermana o sobrina. La Música me dio una profesión. Me trajo un gran amor y, cuando terminó, llenó el vacío con un incentivo para vivir más plenamente como persona, no como un apéndice. Me liberó como mujer, forjó mi independencia de mente y espíritu. La Música estimuló mi creatividad y me dio un sentido de confianza y serenidad interior.


La Música es el Aire que Respiro y el planeta que habito. La única manera en que puedo pagar mi deuda con la Música es  llevarla a los demás, con todo mi amor.

Cathy Berberian

Catherine Anahid Berberian (1925-1983) es la personificación de la valentía del artista, de la libertad creativa. Soprano ancha, compositora, intérprete por necesidad, animal de escena, fue un potente proyector, con luz propia, de una parte imprescindible de las vanguardias musicales del siglo XX.

Nacida en Massachusetts, USA, de origen armenio, a mediados de siglo se trasladó a Paris y luego a Milán para continuar sus estudios musicales. Estuvo casada, de 1950 a 1964, con el compositor italiano Luciano Berio, pionero de la música electrónica; pero no sólo él le escribió partituras sino una buena representación de los grandes nombres de su época: Sylvano Bussotti, John Cage, Hans Werner Henze, William Walton, Igor Stravinsky, Anthony Burgess… Siempre un paso más allá, se atrevió a hacer suyos desde Monteverdi hasta The Beatles, pasando por el folclore armenio y terminando con una composición propia: Stripsody, utilizando la técnica de la onomatopeya.

Berio escribió Recital I (for Cathy) (1972) especialmente destinada y dedicada a ella, a Su interpretación. Se trata de una obra corta de escena para mezzo y 17 instrumentos. Un enorme collage musical durante el cual Cathy da vida a una actriz-cantante que en plena escena todavía está buscando al pianista que debía acompañarla. Entre monólogos de continuidad, se van sucediendo pasajes musicales del propio Berio, y muchas grandes ideas musicales que van desfilando, a buen ritmo y armonía, por escena: Monteverdi (que abre fuego), Bach, Schubert, Donizetti, Wagner, Ravel, Stravinky, Schoenberg, Verdi, y otros...

Un atrevimiento para poner a prueba su enorme talento.
La Valentía. La Libertad.
El Animal. La Artista.
Sus palabras, que hago mías: Music is the Air I Breathe


(vídeo JanisLapsa)

Más información sobre  Cathy

domingo, 16 de marzo de 2014

10. DÉCIMA, en Fa ♯ Mayor


El Adagio inicial de la Décima Sinfonía es el único movimiento totalmente terminado por Gustav Mahler. Esta Sinfonía, iniciada en el verano de 1910, es la Inacabada del compositor austríaco, posiblemente debido a una fuerte crisis matrimonial.

En los primeros años tras la desaparición del compositor se afirmó que Mahler había ordenado destruir todos los apuntes de la obra; y así se había hecho. Pero en 1924 Alma Mahler publicó una edición facsímil de los esbozos y el plan general de la obra, en cinco movimientos; ésto dio pié para su estreno público. Primero el Adagio completo, y el Purgatorio (tercer movimiento) terminado por Krenek, y posteriormente, a partir de los años sesenta, y gracias a las últimas entregas de Anna Mahler, las sucesivas versiones completas y ejecutables de Deryck Cooke, hasta tres. Con los años nacerían otras versiones: Carpenter, Weeler, Mazzetti, Barshai

Pero volviendo al Adagio, éste es un sensacional movimiento profundamente mahleriano, que se ensambla extraordinariamente bien con la Novena Sinfonía; una perfecta continuación en un lenguaje musical cada vez más vanguardista. 

Consta de una introducción melódica de las violas en Andante y dos ideas temáticas principales; la primera, amplia y poderosa, lírica y apasionada, contrasta con la segunda, mucho más ligera y aérea, con aires de danza. Los tres elementos se van sucediendo y desarrollando en inversión, hasta el brutal acorde de nueve notas en fortissimo, absolutamente cromático y expresionista, una violenta disonancia que fenece en una serena coda de armonías tonales:


(vídeo llaryRhyneKlange)

Filarmónica de Viena
Leonard Bernstein

FIN

domingo, 9 de marzo de 2014

Tim Hardin


La primera vez que oí hablar de Tim Hardin (1941-1980) fue a causa de la exitosa versión que hizo Rod Stewart de su tema “Reason to Believe”. Esa canción tenía, y todavía conserva, una cierta magia agridulce, un carácter envolvente, una elegante finura, patrones típicos del cantautor de Oregon.

Más tarde oí decir al emergente, y poco amigo de cumplidos, Bob Dylan que Tim era el tipo más dotado de entre todos ellos; se refería sin duda a todos aquellos jóvenes cantautores estadounidenses, hijos de los sesenta, que llevaban grabadas a fuego las raíces variadas y multiculturales de la música popular del Norte de América (blues, folk, jazz), con parada y fonda en el Village neoyorquino.

Aún alertado, los dos primeros álbumes de Tim Hardin me impresionaron profundamente; todavía lo hacen. Sin recurrir a los tópicos de su biografía autodestructiva, en cualquiera de sus canciones, y en su manera personal de interpretarlas, se adivina la genialidad única de un artista que desde la elegancia y la necesidad, supo sacar a flote profundos sentimientos humanos hechos belleza de minutos. "Cantaba desde su Corazón". Escuchemos alguna pieza; del Tim Hardin 1 (1966):

"Reason to Believe":


(vídeo Rockola Sesentera)

"How Can We Hang On To A Dream":


(vídeo newwavedave67)

Del Tim Hardin 2 (1967): "Black Sheep Boy":


(vídeo an3yt)

"Lady Came From Baltimore":


(vídeo RDBeatnik)

He escogido estas cuatro perlas representativas de su buen hacer; son de las que más me conmueven a mí, pero, no importa, todas son buenas… Tal vez, tal vez, sobraban ciertos melosos arreglos de cuerdas; a él tampoco le gustaban...

domingo, 2 de marzo de 2014

Galanterías del Sur

detalle arquitectónico del Palais Garnier. Paris

En el fértil período que conoce la disolución del Barroco musical en el estilo Galante (Rococó), mientras se armaba el Clasicismo vienés y Europa se perfumaba con el nuevo estilo napolitano, fueron muchos los grandes nombres de compositores que dejaron su impronta.

Sin duda uno de ellos es Domenico Cimarosa (Aversa,1749- Venecia,1801) napolitano cuya fama acabó conquistando cortes norteñas como la de San Petersburgo de Catalina La Grande, o la vienesa de Leopoldo II donde sustituyó como Kappellmeister a Antonio Salieri.  Su gloria, ya en vida, fue labrada en el mundo de la ópera donde dejó escritos más de sesenta títulos, siendo uno de ellos un auténtico referente, una cima de la comedia bufa, todavía incluido en el gran repertorio actual: Il Matrimonio Segreto.

Pero en los grandes artistas es una buena, y provechosa, costumbre fijarse también en lo que podríamos, con licencia, denominar su catálogo menor: aquellas obras, escritas en otras formas, donde también brilla la genialidad, diferentes reflejos de un mismo diamante.

Por ello traemos hoy al Castillo el opus de los Seis Cuartetos para flauta (u oboe) y cuerdas (violín, viola y violonchelo) de nuestro sol de Nápoles. Escritos durante su estancia en Viena, atesoran todo el lirismo, la dulzura y el melodismo vocal que inunda su labor operística.

El Cuarteto n.1 en Re Mayor es un precioso ejemplo, tanto de belleza formal como de mano experta y redondez maestra:

1 Allegro moderato: una delicadeza algo burlona pero soñadora que brota en la melodía del solista, cincelada en el mármol de unas cuerdas clásicas.

2 Adagio: un expresivo lamento de la flauta rescatado por el ímpetu vital del violín.

3 Rondeau: ritmo aéreo de vuelo dulce y aroma ingenuo.


(vídeo Barbebleuei)

Laura Pontecorvo, flauta
L'Arte dell'Arco
Federico Guglielmo