La nocturna Séptima Sinfonía de Gustav Mahler, una de las menos reconocidas de su autor, en su abandono
del Romanticismo del XIX y su apertura a los nuevas tendencias expresivas del
siglo entrante (menos amables), encierra sin embargo en su estructura cíclica
todo el Universo musical mahleriano: desde el sosiego y la ternura sublimes
hasta los más grotescos, vulgares e inquietantes parajes del alma; un repaso,
marchoso, por los diferentes estados del ánimo.
Fue
compuesta entre 1904 y 1905, y estrenada por el propio compositor en Praga en
1908, con muy poco éxito, todo hay que decirlo.
Escrita
en cinco movimientos, ostensiblemente cíclicos; el Primero, sombrío pero con
todo tipo de algarabías rítmicas de amplio desarrollo, y el Finale triunfal
rozando la atonalidad; ambos muy densos y expansivos. En medio, como un corazón
indiviso, dos Músicas Nocturnas que engloban un Scherzo agitado; la primera, que nace de la visión de La Ronda de Noche de Rembrandt (ver arriba), oscurece y subtitula toda la obra.
La Nachtmusik II (Andante amoroso) es el momento más sereno, también el más
triste, y un punto sarcástico. Anclado en un romanticismo obsoleto, mantiene un
halo de sosiego en cuerdas y maderas que fluye con su propio lirismo relajado y evanescente; guitarra, arpa y mandolina
contribuyen a suavizar las heridas de todo el conjunto Visiones poéticas,
según Alma...
Chicago Symphony Orchestra
Pierre Boulez
(vídeo Barbebleue.i)
Chicago Symphony Orchestra
Pierre Boulez
(vídeo Barbebleue.i)