domingo, 25 de agosto de 2013

El maldito (Rumor)

¿Quién diablos es el tipo que está con Parker?

En todos los tiempos han existido, al menos en el mundo artístico, talentos que no han podido, o sabido, o querido, conectar con el gran público, con el éxito y la fama. Gente de indudable talla que, como siempre por varios factores, su carrera ha sido opacada más allá de lo razonable y deseable. Se suelen llamar malditos, como si portasen un estigma o una mutación genética que imposibilita su éxito pero que les confiere un aura tan atractiva como inquietante, al menos bajo el prisma del espectador interesado.

A mediados de los setenta, agonizando entre dinosaurios la década prodigiosa (1965-1975) comenzaban a despuntar en el Reino Unido verdes ramas de un tronco sólidamente anclado en raíces soul, rock’n’roll y blues. Un movimiento que con el tiempo llegaría a tener nombre, new wave, abrasado por el nihilismo punk pero con la frescura de unos postulados estéticos tan lozanos como elegantes. Aquí podríamos encuadrar también a un ecléctico de mayor renombre, Elvis Costello.

En este contexto llegó a mis manos en 1976 el primer disco de un tipo llamado Graham Parker; un gafitas menudo que portaba pedigree de buen músico de pub. Howling Wind era el título de su primera entrega, acompañado de una banda excelente, The Rumour,  del brillante Brinsley Schwarz a la guitarra solista, y tsunamis de órgano por doquier. En la producción, Nick Lowe.

Sin duda el tal Parker y su obra eran un compendio, una mixtura de influencias, tan evidentes como atractivas, de músicas ya oídas y valoradas. Había mucho Dylan,  en sus declamaciones arrastradas; había intensidad tipo Van Morrison en su soul-pop metálico; había el descaro vocal del mejor Jagger; había deslizamientos reggae hacia territorios ska,  Tal vez había demasiado y en exceso conocido, pero era, y es un precioso y talentoso disco repleto de pequeñas joyas de pop con apellidos. ¡Que se lo digan a Bob Dylan! (Hey, man, I just want to say, man, that I really like your albums, man); o al Boss, que llegó a colaborar en sus grabaciones.

Escuchemos algunas cosas:

A lo Dylan:   YOU'VE GOT TO BE KIDDING:

A lo Van:   SILLY THING

A lo Jagger:   SOUL SHOES

Regateando… con un magnífico trabajo de guitarra:   DON'T ASK ME QUESTIONS

domingo, 18 de agosto de 2013

5. QUINTA, en Do♯ menor: elipsis y geometría


Gustav Mahler - Gordon Shaw

Llegamos a la Quinta, para la cual recuperamos una antigua crónica sobre su interpretación a cargo de la OSG. Estamos en verano...

No se alarmen, no voy a hablar del Círculo de quintas; tampoco sabría. Con este geométrico título quiero referirme a la Quinta Sinfonía de Gustav Mahler escuchada el pasado jueves 18 en el Auditorio de Galicia. La interpretación corrió a cargo de la Orquesta Sinfónica de Galicia con uno de los valores en alza de la dirección orquestal, el Maestro Pablo González, titular de la OBC a partir del próximo septiembre.

Las Sinfonías de Mahler son auténticos tapices poliédricos, pero aquí quiero hablar de una órbita elíptica en la interpretación de esta Quinta, situando como centro al propio Mahler, por su mayor o menor proximidad al espíritu compositivo, que desde cada personal foco mantiene siempre su propia perfección geométrica e incluso su bella excentricidad.

La vibrante y sólida, sin reciedumbres, arquitectura sonora del monumento mahleriano, que construyó González se apoyaba en dos columnas maestras: por un lado, en la clarificación del ambiente sonoro, siempre diáfano y eufónico; y por otro, en el absoluto control de dinámicas, amplias pero aseadas, arrolladoras pero pulcras. Así el edificio abundó en una amplia expresividad, a la vez amena y atractiva, más aún tratándose de una sinfonía larga y agitada. En el aspecto estilístico, el maestro optó por la implicación humana, contenida, nada mística pero de una intimidad que huyendo del romanticismo se afirma en el expresionismo de sus bruñidos metales cromáticos, y en la evolución de sus propios estados anímicos.

Ia. Trauermarch: desde la fanfarria inicial, asociada por algunos a la Quinta de Beethoven, sensacional prestación de trompas, trompetas, trombones y tuba en todo este inmóvil movimiento, soporte sonoro de él, contrastado en la nostálgica melodía de los violonchelos. Unos bronces que aportaban toda la pompa de las elegías mayúsculas.

Ib. Stürmisch Bewegt: vehemencia interpretativa, agitación interior, descarnada y humana que sacude de manera precisa, muy precisa, a todos los atriles. Posiblemente el momento más eficaz, dulce y redondo de la interpretación.

II. Scherzo: más anodino el excesivo scherzo, de ritmo vienés, popular y elegante en su danza, pero algo extraño y ajeno, como mirado desde fuera, tal vez buscando una distancia preventiva.

IIIa. Adagietto: el célebre movimiento, regalo de bodas de Alma Mahler, fue leído con hondura, pero sin el arrobo suficiente en las cuerdas más agudas. Dejó flotando un sentimiento sin huella en el alma, salvo en aquellos íntimos pasajes en los que el amor intenso del compositor deambula, ingenuo, entre las violas y los violonchelos

IIIb. Rondo-Finale. Allegro: la monumental polifonía, en forma fugada, con rasgos de ironía y desapego, tiende a la alegría vital, con la, ahora sí, óptima asistencia de todas las secciones, y de nuevo, el fulgor del metal rematando el proyecto.

Un gran Mahler, personal, elíptico, embridado, tal vez no genial pero con la talla suficiente para exclamar, con la últimos acordes todavía resonando, un sentido y también contenido ¡Bravo!

Desde la Goldener Saal del Musikverein (otro monumento) escuchemos el comienzo de la Quinta Sinfonía de Mahler bajo la dirección de Leonard Bernstein:


(vídeo Tokkemon)

domingo, 11 de agosto de 2013

MIKROKOSMOS

                                    foto: rogelio moreno g

Durante el período en que le conocí, mi padre generalmente solo aceptaba a estudiantes avanzados de piano. No obstante, cuando yo tenía cerca de 9 años (1933), estuvo de acuerdo en comenzar la enseñanza desde el nivel más elemental. 

Su programa de enseñanza no seguía una técnica aceptada de enseñanza del piano. Al principio yo solo cantaba. Después se improvisaron ejercicios dirigidos en parte al control independiente de los dedos. En el curso de nuestras lecciones algunas veces él me pedía que esperase mientras se sentaba en su escritorio. Yo mientras solo podía oír el rayado de su pluma sobre el papel. En unos minutos traía al piano un ejercicio, o una pieza corta, que yo debía descifrar enseguida para aprenderla a continuación, de cara a nuestra siguiente lección. Así nacieron algunas de las piezas más sencillas de estos volúmenes. 

No obstante él continuaba componiendo otras a un ritmo mucho más rápido del que yo podía aprender. Escribía pequeñas composiciones según le iban surgiendo las ideas. Pronto había una gran colección donde poder elegir, lo cual me permitía aprender aquellas piezas asignadas a mí desde la belleza de los manuscritos. Eventualmente se dedicaba a ordenar las piezas para su publicación. 

Mikrokosmos es un ciclo de 153 piezas para piano, escritas con una finalidad educativa. Esto es, suministrar piezas para piano capaces de ser tocadas por los alumnos desde el mismo comienzo, y continuar con otras de progresiva dificultad. Y la palabra Mikrokosmos, que debe ser interpretada como una serie de piezas en muchos estilos diferentes, representa un pequeño mundo. 
                                                                                                                                                                                                    -Peter Bartók 


Los cuatro primeros libros de esta colección de piezas para piano han sido compuestos para ofrecer a los principiantes –niños o adultos- un material de estudio que abarque, lo más posible, todos los problemas encontrados en los comienzos. 
… 
Un mismo problema está a menudo tratado en varias piezas, para ofrecer al profesor y al alumno posibilidad de elección. 
… 
Las piezas y ejercicios están agrupados progresivamente de acuerdo a su dificultad técnica y musical... Las indicaciones metronómicas sobre todo en los tres primeros cuadernos deben considerarse aproximadas… A medida que el alumno avance no se le debe alentar a variar el tempo dado, y los libros quinto y sexto estas indicaciones deben ser seguidas rigurosamente. 
… 
En cuatro de las piezas hay una parte para segundo piano. Es muy importante que el alumno tenga la oportunidad de ejercitarse en la ejecución concertada lo más pronto posible… Otras cuatro piezas están escritas para canto con acompañamiento de piano. La enseñanza musical debe ser desarrollada por medio de ejercicios vocales apropiados… Estos ejercicios son muy útiles para acostumbrarse a la lectura de tres pentagramas en lugar de dos, cuando el alumno canta acompañándose él mismo al piano.
 … 
                                                                                          -Béla Bartók

Tras las palabras del compositor y de su hijo, escuchemos del Libro III las piezas:
79. Hommage à J.-S. Bach
80. Hommage à R. Schumann


Del Libro V:
137. A l'unisson
138. Cornemuse


Claude Helffer, piano

(vídeos Barbebleuei)

domingo, 4 de agosto de 2013

Donne Barocche II


narciso - fotografía Cecilia peachesenregalia RS


Ana? Isabella Leonarda (1620-1704) pasó su vida en el convento de las ursulinas de su localidad natal, Novara, donde ejerció diferentes cargos, llegando a ser la madre superiora. Allí trabajó intensamente en el Collegio di Sant’Orsola, una escuela musical para jovencitas, al cual fue destinado la mayoría de sus composiciones musicales, vocales e instrumentales

Una de sus partituras más conocidas y valoradas es la Sonata duodécima en re menor para violín y bajo continuo, de su colección de Sonatas publicadas en Bolonia en 1693, la cual se estructura en siete movimientos:

Adagio introductorio a modo de preludio lamentoso. Animoso Allegro unido al Presto. Vivace y Largo alternados, verdadero corazón bipartito de la obra. Aria Allegro evocador cantabile. Veloce final en forma de giga. Mezcla de convencionalismo al uso y de fantasía de alta escuela.


(Video Bizzarrie Armoniche BizzarrieArmoniche)