jueves, 24 de febrero de 2011

Lachenmann ó el Sonido

Helmut Lachenmann (Stuttgart, 1935) constructor o poeta del sonido, discípulo de Stockhausen y de Luigi Nono, representante destacado de la música concreta instrumental, acaba de ser galardonado con el III Premio “Fronteras del Conocimiento” de la Fundación BBVA.
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Según el jurado: Lachenamnn tiene la capacidad de imaginar un sonido y saberlo representar. Reconoce la dificultad de su obra a la hora de ser recibida por el público, porque su música está compuesta no solo para captar la sensibilidad sino también la inteligencia. A partir de un conocimiento profundo del pasado musical, han ensanchado el mundo de los sonidos durante los últimos 50 años como no lo ha hecho ningún otro compositor contemporáneo.
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Para conocer mejor al personaje, reproduzco aquí parte de su pensamiento a través de sus propias palabras en diversas entrevistas:
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"Para mí, componer es una aventura que te lleva a descubrir nuevos paisajes sonoros con sus propias leyes. Por eso, muchas veces me considero más un constructor que un poeta. Por eso no me siento cómodo cuando me llaman poeta del sonido, porque un poeta nunca controlará del todo lo que hace"
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“El arte no debe ser puro entretenimiento ni debe degustarse como si se tratara de un producto gastronómico”
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”La música nos hace recordar que tenemos un espíritu creativo, que encuentra siempre ante sí un horizonte que debe superar. No se trata de hacer siempre aquello a lo que estamos habituados, sino ser capaces de llegar más allá de nuestras experiencias conocidas. Para mí la idea de la música tiene que ver con la aventura: del espíritu, de la fantasía y de la consciencia”
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“El arte no es una aventura comercial, sino conmovedora. La música nos tiene que tocar, que emocionar. Más no se puede decir. Que cada compositor saque de ahí sus consecuencias”
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“La función del arte es la de irritar, un precepto que mi música ha cumplido a lo largo de su trayectoria, pero sin perseguirlo. Hace falta reflexionar antes de irritar”
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“Tenemos que salirnos del viejo concepto de la música marcada por la tonalidad y adentrarnos en la aventura del arte. Mi música tiene su propio idioma. No quiero decir que me sienta orgulloso de eso –sería ingenuo por mi parte-, sino que considero que he tenido suerte por los descubrimientos a los que he llegado. He podido hacer mi labor contra muchas resistencias, externas e internas, que también las he tenido porque yo no he crecido con esta música. No hay que sentirse orgulloso sino gratitud por lo alcanzado”
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“No se trata de inventar o construir nuevos sonidos, lo que yo he tratado es de crear nuevos contextos. Son ellos los que provocan que suenen de distinta manera”
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“No me siento a escribir pensando en revolucionar. A mí me gustaría, como le pasó a Beethoven, seguir trabajando en la búsqueda de nuevos horizontes”
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“Mi historia está hecha de provocaciones y de pequeñas revoluciones”
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“No soy contrario a la belleza pero sí a la idea estandarizada que se difunde, gente joven, sana, bronceada...”
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“Puedo parecer un poco arrogante al decir esto, pero yo quiero buscar y encontrar la belleza, que para mí está en la intensidad, en la credibilidad, en la pureza…”
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Compositor complejo, difícil, radical, que experimenta siempre en la frontera misma entre la música y su materia prima en bruto, junto con el silencio: el sonido. Mejor escuchar su propuesta, merece la pena el esfuerzo… al menos durante un rato.
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Un fragmento de Ausklang para piano y orquesta:


vídeo vonklingelfeld

jueves, 17 de febrero de 2011

Laudate pueri, RV 602

Vuelve Antonio Vivaldi al Castillo; no con sus maravillosos Concerti, que no son siempre el mismo como difaman los antivivaldianos, ni con sus extraordinarias Óperas, en plena ebullición discográfica. Vuelve con otra de las columnas que sostienen su legado musical: la Música Sacra (que para eso era cura, aunque rojo)
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La mayor parte de su producción sacra (más de cincuenta obras) fue escrita para el Ospedale della Pietà entre 1713 y 1719, años en los que dicha institución estuvo sin Maestro di Coro titular. Una suerte para los vivaldianos pues la producción periódica para dicho Centro fue encargada, en gran parte, a Don Antonio, quien llenó el vacío de titularidad con una obra variada, rica, amena, solemne pero nada eclesiástica, buscando la sacralidad en la alegría y la felicidad; emotiva y luminosa como todo su opus.

Laudate pueri RV 602 para dos sopranos, coro, doble orquesta de cuerda y oboe, y doble continuo en La Mayor, es una obra que corresponde a este período; basado en el Salmo 112, se trata de un gran da capo. Un buen ejemplo de vitalidad, claridad y luz, una pieza soleada; sagrado en el sentido más secular ¡toma ya!.

Sus cuatro primeros números:

- Laudate pueri: comienza con las dos orquestas en eco que introducen a las dos sopranos respondiéndose; presentando hacia el final el tema principal – sit nomen Domini- en el precioso coro homofónico, que dará continuidad a toda la obra, a modo de Antífona.

- A solis ortu: la soprano nos canta al amanecer en el más puro contrapunto y el mayor virtuosismo; el momento solar.

- Excelsus super omnes: unido al Quis sicut Dominus, es el punto cenital del Salmo. La solemnidad de su dulzura melódica se realza sobre un ritmo de barcarola. Puro Vivaldi, pura Venecia...

Ahora vamos a escucharlos en dos versiones tan diferentes como bellas:

La primera, plenamente historicista, con instrumentos barrocos:
Carolyn Sampson (soprano I)
Joanne Lunn (soprano II)
The King's Consort
Robert King


vídeo RachelPortman
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La segunda, clasicista, no diría yo romántica, con cuerdas modernas:
Margaret Marshall (soprano I)
Felicity Lott (soprano II)
John Alldis Choir
English Chamber Orchestra
Vittorio Negri


vídeo Babebleuei

jueves, 10 de febrero de 2011

Black Dub 2010

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En los últimos días he estado revisando algunas listas de novedades discográficas del pasado año en el proceloso mundillo del rock anglosajón, en sentido amplio. Uno de los grupos cuyo sonido atrajo enseguida mi atención se llama Black Dub; no por su novedad estética o su personal trabajo, sino más bien por verter sonoridades conocidas y atractivas para quien suscribe.
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Conociendo la formación del grupo se entiende el efecto. Al frente, con su guitarra, el músico y famoso productor Daniel Lanois: célebre por sus trabajos con Peter Gabriel, Brian Eno, U2, Neil Young, y sobre todo por ser el artífice, en cierta medida, de la resurrección de Bob Dylan con su obra “Time out of Mind” (1997), hecho por el cual le estaré eternamente agradecido. La sección rítmica es de vital importancia y de total garantía; dos curtidos y eficaces colaboradores de Lanois: Brian Blade, excelente batería de sesgo jazzístico, y Daryl Johnson, versátil bajista. Gente del sur. En el escaparate, la joven Trixie Whitley, multi-instrumentista de voz colorida y emotiva, que promete en cuanto madure pero que cree en lo que hace.
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Nuevo grupo, primer álbum. Desde el estudio-residencia de Lanois, con su habitual derroche de conocimientos y medios, el resultado obtenido es sencillo, directo, sin grandes dosis de post producción; rico en sonidos de raíz clásica de música negra americana del pasado siglo: soul, gospel, blues, funk, rock… muy ecléctico y funcional, cuajando algo honesto y reconocible. También se nota, y cómo, el típico sonido lanoisiano: muros de teclados de soporte, brillos resbalosos de guitarras, ambiente calmo, atmósfera sensual, calor y color…
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Escuchemos algunos temas filmados durante las sesiones de grabación en su particular Castillo.
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“Nomad”: r&b con ritornello
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“Ring the Alarm”: puro lanoisismo
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Ahora en directo, “Surely”: una balada blues, de vocalidad gospel:

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vídeo coolshamany
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De propina un ensayo del clásico “I’d rather go blind”, no incluida en el disco, en versión light y esquelética, con Lanois de conductor
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vídeo scifisteel
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Veremos cuánto dura esta nueva aventura del atareado Daniel Lanois…

jueves, 3 de febrero de 2011

Seis Adagios

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Tal como al fin el tiempo lo transforma en sí mismo,
el poeta despierta con su desnuda espada
a su edad que no supo descubrir, espantada,
que la muerte inundaba su extraña voz de abismo.

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- Stéphane Mallarmé-
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Es muy posible que la contribución más decisiva de Dmitri Shostakovich (1906-1975) a la música del siglo XX no hayan sido sus populares Sinfonías, ni tan siquiera su extraordinaria ópera Lady Macbeth de Mtsensk; pienso más bien que ha sido, fue, el aggiornamento del más puro y elemental género: el Cuarteto de Cuerda.
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No solo por su contribución a la evolución de las cuatro cuerdas, con Beethoven siempre como referente ineludible, en la síntesis de las mejores escuelas rusas; sino también por su ecléctico y personal idioma musical donde tienen cabida la gran tradición coral ortodoxa o el más desgarrado cromatismo, hijo de Schönberg.
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Su último Cuarteto Nº15 en Mi bemol menor op 144 escrito en 1974 es una auténtica reflexión sobre la muerte, que deriva en un réquiem ¿por él mismo? en una suspensión del tiempo como magnitud física. Fue estrenado en Leningrado por el Cuarteto Taneyev pocos meses antes de la desaparición del compositor.
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Se estructura en seis movimientos, Elegía – Serenata – Intermezzo – Nocturno – Marcha Fúnebre – Epílogo, todos en Adagio, y todos en la tonalidad principal, los cuales en su sobria austeridad transmiten una profunda melancolía no exenta de paz.
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Primer movimiento, Elegía: superado el tiempo, aparece la eternidad: la ausencia de todo cambio o progresión. Comienza en una fuga sombría, como un coral de órgano, que se mueve entre los cuatro atriles y que, en su estatismo, nos suspende en un estado sin coordenadas; da paso a un segundo tema emparentado, mitad tranquilo, mitad desasosegante, para terminar retomando el sujeto inicial en un fugato teñido de cromatismo. El propio compositor dejó instrucciones para su ejecución: “debe ser interpretado de tal manera que las moscas caigan muertas al suelo, y que provoque que la audiencia vaya abandonando la sala, de puro tedio” . Devastador.
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Una Música sencilla, nada fácil, pero hondamente hermosa: Cuarteto Emerson (Videos de ShartanX) :
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¿Queda alguien ahí? ...
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fotografía: tumba de Shostakovich en Novodévichy, Moscú.