sábado, 28 de junio de 2008

KORNGOLD (I): Der Ring des Polykrates

Erich Wolfgang Korngold: un auténtico niño prodigio que componía desde los seis años con una gran madurez. Sus obras juveniles eran ya complejas, sofisticadas y originales en estilo; dotadas de un extraordinario sentido del ritmo y la armonía, a la par que una inigualable belleza melódica.
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BIOGRAFÍA: De gran utilidad resultan algunos datos biográficos de su progenitor, Julius Korngold, poderoso e influyente crítico musical en Viena que ejerció un profundo influjo en la vida y obra de su hijo. Formado en leyes y en música, comenzó una brillante carrera como crítico defendiendo la Cuarta Sinfonía de Brahms, lo que le supuso, a la postre, entrar en la Neue Freie Presse, dónde sucedió a Hanslick como responsable de la sección musical del periódico. De sólida formación literaria y acerada pluma, se granjeó muchos enemigos importantes, desde Richard Strauss hasta los serialistas, quienes le consideraron como su principal enemigo, lo que tuvo repercusiones en la acogida de las obras de Erich, para quien fue a la vez una ayuda y una carga.
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Erich Wolfgang (en honor a Mozart), nacido en la actual Brno, entonces austríaca, el 29 de mayo de 1897, segundo hijo de Julius y Josefine ambos de origen judío, fue educado en Viena. Desde los tres años comenzó a asombrar a su familia tanto por su extraordinario oído como por su prodigiosa memoria musical que le permitía interpretar fragmentos de ópera sin partitura, lo que sería una constante en su vida de director de orquesta. Su primer maestro fue Emil Lamm, de quién recibió lecciones de piano. A partir de los seis años empezó a componer pequeñas obras al piano, como la Cantata Gold para voz solista, coro y piano (hoy perdida). Su nuevo maestro fue Robert Fuchs, profesor de Zemlinsky, Schreker, Wolf y Mahler, quien era reacio a un alumno tan precoz, pero que acabó sucumbiendo a las dotes musicales de Korngold. Con él fue ganando longitud y complejidad en sus composiciones.
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Concertada una cita por su padre para mostrarle las obras de su vástago, rinde visita a Gustav Mahler quien ante la precocidad y maestría del pequeño, exclamó “un genio, un genio“, y les recomendó encarecidamente proseguir sus estudios con Zemlinsky, una influencia que resultaría crucial en su carrera musical y en su madurez compositiva. Sus nuevas obras son Don Quixote y el ballet-pantomima Der Schneemann, que constituyó su primera aproximación al arte dramático y por tanto al mundo de la ópera, y que fue estrenado, orquestado por Zemlinsky, en la Ópera de Viena en 1910; supuso su primer éxito popular y los mejores elogios de músicos encumbrados como R. Strauss, Nikisch, Humperdinck o Berg, por su construcción, desarrollo, uso del leif-motiv y correlación entre texto y música.
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En el momento en que Zemlinsky comenzaba las enseñanzas de orquestación al joven Korngold, se marcha a Praga para hacerse cargo del Teatro Nacional, y pierde así a su gran maestro, aunque seguirían en estrecho contacto durante años. Prosigue sus estudios de composición coral con Hermann Grädener, y comienza a orquestar su obertura Schauspiel op4. Hacia los dieciséis años termina su educación musical. En 1910 entrega el Trío con piano op1 que es estrenado por Bruno Walter, Buxbam y Rosé, y comienza a ser reconocido en toda Europa como un genio maduro e inspirado. Ese mismo año termina su Sonata para piano op2, estrenada por Arthur Schnabel, y Sieber Märchenbilber op3; y al siguiente completa la orquestación de la Schauspiel Ouvertüre op4, estrenada por Arthur Nikisch. En 1912 escribe la Sinfonietta op5, estrenada por Félix Weingartner, y la Sonata para violín y piano op6, estrenada por Schnabel y Flesch.
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Por fin en 1913 aborda su incursión en el mundo operístico con Der Ring des Polykrates op7, sobre una comedia de Teweles, ópera en un acto de la que completa su orquestación durante 1914. Debido a que su padre es de la opinión de que la obra por sí sola es insuficiente para una función, pide a su colega Hans Müller un libreto para una nueva ópera, que resultará ser Violanta op8. Ambas fueron estrenadas conjuntamente en Viena en 1916 por Bruno Walter, con Maria Jeritza en el papel protagonista, con quien iniciará una fructífera relación artística. Obtiene un gran éxito y son programadas en numerosos teatros alemanes; el joven Korngold tiene en ese momento diecinueve años. En 1916 inicia la composición de Die Tote Stadt op12, sobre una obra simbolista de Georges Rodenbach “Bruges la morte”. Este mismo año comienza su carrera de director musical en Alemania, llegando a dirigir sus dos primeras óperas en Viena en 1919. Durante 1917 conoce a Luise von Sonnenthal, que marcará su vida para el futuro como Luzi Korngold, su esposa.
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El año veinte va a suponer el estreno de su obra orquestal más celebrada, Much ado about nothing op11, música incidental sobre la comedia shakespeariana; y el 4 de diciembre, el estreno de Die Tote Stadt conjuntamente en Hamburgo, dirigida por Egon Pollack y en Colonia, dirigida por Otto Klemperer. Al año siguiente se estrena en Viena con un descomunal éxito de público y crítica, siendo uno de sus máximos admiradores Puccini que asistió al estreno y lo definió como “la mayor esperanza de la nueva música germana”. El mismo Korngold fue llamado el “puccini vienés”. Aunque esta obra supuso un punto de inflexión en su carrera y el final de una época musical, ese año llegó a superar en popularidad al mismísimo Richard Strauss y a Franz Schreker en la cúspide de su carrera. Por esa misma época toma vuelo el serialismo y las nuevas vanguardias, y Korngold comienza a ser visto en determinados ambientes cada vez más numerosos como un compositor de “vieja música” y tachado de artista “antiguo”.
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Él, a lo largo de toda su carrera compositiva, se mantuvo fiel a la ortodoxia tonal y a las virtudes de la melodía, despreciando en gran medida el método compositivo serial, aunque en sus últimos años en California trabara amistad con Schoenberg, y tuvieran largas conversaciones sobre el tema, siempre desde el respeto y la admiración mutuas. Siendo un gran conocedor y amante de la música de Johann Strauss II, a partir de 1923 se ocupa del arreglo y dirección de operetas de este autor y de otros, comenzando por Eine nacht in Venedig, lo que le permite asegurarse el sustento para poder casarse en 1924. Desde 1926 hasta 1933 se dedica en gran medida a este lucrativo y exitoso trabajo. Pero ya en ese mismo año se afana en la composición de su ópera magna, Das Wunder der Heliane op20, y al año siguiente compone el Concierto para piano en Do # para la mano izquierda op17 encargo del célebre pianista manco, Paul Wittgenstein. El año 1927 estrena en Hamburgo y tres semanas más tarde en Viena, Das Wunder der Heliane, y arrecian las críticas sobre una música poco moderna, pasada de moda, provenientes de sectores del atonalismo y a propósito de unas críticas de su padre sobre el estreno de la exitosa ópera de Krenek, Jonny spielt auf. El mundo musical se divide en dos bandos irreconciliables, Korngold – Krenek, que polemizan intensamente sobre estética musical.
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A partir de 1929 colabora con Max Reinhardt en el montaje de operetas, amistad que le servirá de gran ayuda para su futura colaboración fílmica en Hollywood. Ese mismo año tras diversas disputas internas, Clemens Krauss se hace cargo de la dirección de la Ópera de Viena, y Korngold deja de ser director invitado. Al año siguiente recibe el primer ofrecimiento para trabajar en música de películas. En el año 1934 visita Barcelona invitado por Pau Casals, para dirigir su orquesta con un programa elaborado en base a sus propias obras. Y ese mismo año se traslada por ver primera a Hollywood para trabajar en la adaptación de la partitura de Mendelssohn para el film A midsummer night’s dream, al que seguirán Captain Blood, Rose of the Rancho y Give us this night. Regresa a Viena en 1935, en plena convulsión prebélica, para componer su nueva ópera Die Kathrin op28. Por esta época realiza diversos desplazamientos a Estados Unidos para nuevos proyectos fílmicos, como Anthony Adverse con el que gana su primer Oscar, y Hearts divided, Green pastures, Another Dawn y The Prince and the Pauper. En sus regresos a Viena, termina su quinta ópera y se prepara para estrenarla pero la situación social y política obliga a cancelar su estreno. En 1938 regresa urgentemente a los estudios cinematográficos para completar la banda sonora de The adventures of Robin Hood, por la que recibiría su segundo Oscar, y estando allí recibe noticias de la anexión austríaca, el Anschluss. Consigue poner a salvo a su familia, traerla hasta California y también, gracias a Josef Weinberger, salvar de la destrucción toda su librería musical, incluida su ópera Die Kathrin, y recibirla finalmente en su casa de Hollywood. A partir de entonces comienza una nueva vida en los Estados Unidos, dedicándose a la música de cine, como evitando escribir música clásica mientras Hitler estuviese en el poder. Se suceden sus trabajos cinematográficos hasta completar diecisiete partituras: Juárez, Elisabeth and Essex, The Sea Hawk, The Sea Wolf, King’ Row, The Constant Nymph, Devotion, Between two Worlds, Of Human Bondage, Escape me never y Deception. En octubre de 1938 logra estrenar en Estocolmo su última ópera Die Kathrin, con críticas muy mediocres, incluso alguna de ellas salpicada de tintes antisemitas.
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Hacia 1944 vuelve a componer música clásica, el Cuarteto de cuerda n.3 op34, el Concierto para violín op35, y el Concierto para violonchelo op37 extraído de la película Deception. Y ya en 1947 decide regresar a Europa pero un ataque al corazón demora su vuelta hasta 1949. Después de un viaje por Europa, regresa a Viena, donde estrena la Sinfonische Serenade op39 dirigida por Furtwängler, Die Kathrin y Die Stumme Serenade op36, con éxito limitado, ya nadie parece interesado en su música, los tiempos y la coyuntura social han cambiado radicalmente. Deprimido y desencantado de los nuevos gustos musicales imperantes, regresa a Hollywood, compone la Sinfonía en Fa # Mayor op40, y comienza a trabajar en su última película Magic Fire sobre la vida y obra de Richard Wagner, lo que le permite volver a Europa pues se filma en Alemania en 1955. Acepta este encargo con la condición de no alterar en absoluto las partituras wagnerianas y poder desarrollar una amplia exposición de la música del teutón en el film; finalmente sus exigencias no son respetadas sufriendo la cinta enormes mutilaciones. Antes de volver por última vez a su hogar en Hollywood, logra un nuevo reestreno de Die Tote Stadt. En 1957 sufre una parálisis como consecuencia de una trombosis cerebral que le lleva a la muerte el 29 de noviembre de ese mismo año, y es enterrado en el cementerio de Hollywood. En 1959 se le dedica un concierto in memoriam con la presencia de numerosos amigos y colegas, curiosamente en el denominado Schoenberg Hall.
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ÓPERAS: Antes de repasar sus cinco obras operísticas, conviene señalar las cualidades más sobresalientes de su música:

- Tardorromanticismo: dotada de una fuerte pulsión romántica interna.

- Melodismo: tendencia y reivindicación de la melodía como vehículo del sentimiento.

- Armonía tradicional: aunque con gran y eficaz utilización de las disonancias, siempre permaneció en la ortodoxia tonal

- Orquestación exuberante, brillante, envolvente y muy cuidada, planificada para la creación de atmósferas sonoras. Resulta ser un cóctel muy personal elaborado en base a influencias de Richard Strauss, Puccini, aromas de Debussy y Stravinsky, e incluso esencias del mundo musical de la familia Strauss.
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DER RING DES POLYKRATES op 7
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Basada en una comedia de Heinrich Teweles, se eligió a Leo Feld para escribir el libreto, con algunos retoques de su padre Julius.
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Argumento: “Finales del siglo XVIII: Wilhelm es director musical de la corte, vive felizmente casado con Laura, con dos sirvientes, Florian que es además su copista y Liese la doncella, de la que está enamorado Florian. La tranquilidad y felicidad se ven truncadas con la llegada de Peter Vogel, viejo amigo de Wilhelm y antiguo pretendiente de Laura. Celoso de la felicidad de los esposos, muestra a Wilhelm la balada de Schiller sobre el rey Polícrates, cuya buena fortuna provocaba la envidia de los dioses. Y le exige que, como el rey, él también debiera de sacrificar algo muy querido, insistiendo en que pregunte a Laura si había amada alguna vez a otra persona. Florian hace lo mismo con su amada Liesse, y después de momentos de desasosiego, angustia y confusión, ambas parejas se reúnen felizmente hechas las paces; Liesse en prueba de amor, arroja un anillo de un antiguo pretendiente que es encontrado por Peter a su regreso ( el anillo de Polícrates ) quien pide un sacrificio, que las dos parejas deciden que será expulsar al amigo que causó tantos problemas”
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A finales de 1913 ya tenía Korngold terminada la partitura para piano, y la orquestación completa fue concluida en la primavera de 1914. Desde una perspectiva orquestal tiene unas dimensiones camerísticas, con un quinteto de cuerda, una sección de viento doblada, y una amplia y variada percusión, arpa y celesta. Armónicamente es una de sus partituras más sencillas, que sin caer en clasicismos o arcaísmos, en algunos pasajes tiende a parodiarlos. Está asimismo repleta de esa invención melódica tan característica de Korngold. Valgan como ejemplo estas tres escenas que siguen que, aunque con limitados cantantes, ejemplifican lo expuesto. A destacar la escena de Laura "Er kommtl", quizás lo más conocido e interpretado de este Anillo:
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Escena 2:"Geliebtes weib!" (Wilhelm, Laura)
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Escena 4: "Er kommtl" (Laura)
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Escena 5: "Wonlicht, behaglich" (Vogel)
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Laura: Beate Bilandzija
Wilhelm: Endrik Wottrich
Vogel: Dietrich Henschel

Deutsches Symphonie-Orchester Berlin
Klauspeter Seibel
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Continuará...

martes, 24 de junio de 2008

"Grossmächtige Prinzessin"

Richard Strauss escribió una de las arias de mayor virtuosismo vocal, de endiablada técnica y de agotadora envergadura, para su ópera "Ariadne auf Naxos" (1916)

Me refiero, claro, al aria de Zerbinetta "Grossmächtige Prinzessin" : un buen ejemplo de excelencia en medios, técnica y dramaturgia.

Entre la maestría de Edita Gruberova y el rotundo impulso de Diana Damrau, existe otra imprescindible: la deslumbrante belleza de la pícara coloratura de Natalie Dessay:



jueves, 19 de junio de 2008

MÚSICA para cuerda, percusión y celesta


Así la denominó Bela Bartok poniéndole por delante el epígrafe de Música. Esta denominación indica a las claras la importancia de esta obra y su principio sustancial: música en sentido absoluto.
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Representa una obra capital de este genial compositor y por extensión de todo el siglo XX. Compuesta en 1936 por sugerencia del director suizo Paul Sacher y estrenada el año siguiente en Basilea por la misma batuta.

Instrumentalmente se compone de dos orquestas de cuerda, separadas, opuestas en la tarima, como en espejo, más piano, celesta, arpa, xilófono, tambores, caja, platillos y timbales con pedales.

Una composición de audaz, rica y novedosa armonía de feliz tratamiento tímbrico, y sugerentes ritmos de dificultosa ejecución, divisas que adornan al mejor Bartok.

La obra se estructura en cuatro movimientos:
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I. Andante tranquillo: en forma de fuga cuyos temas están basados en seis notas cromáticas pero desarrolladas bajo un esquema tonal. Comienza en las violas con sordina y va creciendo con voces sucesivas hasta el apogeo del movimiento desde el que se repliega en una fuga invertida y termina en unos arpegios de celesta. El tratamiento de la cuerda es al unísono:


Andante tranquillo (Staastkapelle Berlin _ Barenboim)

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II. Allegro: movimiento con las cuerdas ya separadas, por momentos en pizzicato y un tratamiento del piano muy percutido. Utiliza el tema del primer movimiento a ritmo veloz, popular y "danzable":


Allegro : (Sinfónica Checa _ Kubelik)
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III. Adagio: es el movimiento más atrevido, subdividido en varias secciones, comienza con el tintineo del xilófono y timbales en "glissando", llevando al primer tema en los violines con una sonoridad en “frotamiento de seda” (Messiaen) y en la celesta. Se agota en el xilófono volviendo al origen:



Adagio: (Filarmónica Viena _ Boulez)

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IV. Finale (allegro molto): en forma rondó basado en aires populares, “tziganes”. Desemboca en la fuga inicial ultracromática tras vericuetos rítmicos y armónicos:




Finale: (Filarmónica Viena _ Boulez

lunes, 16 de junio de 2008

"All Along the Watchtower"


Amplia y variada es la nómina de intérpretes que han hecho versiones de temas de Bob Dylan. Casi desde sus mismos comienzos, las personales lecturas de autor han sufrido y disfrutado de variadísimas visiones. Empezando con las vitales y luminosas de su amiga y compañera Joan Baez, las exitosas de The Byrds, las esperables de Manfred Mann, hasta la recientísima de Amaral para la Expo zaragozana, pasando por las revisiones del propio Bob que en muchas ocasiones las hacen irreconocibles.
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La canción “All along the watchtower” (A lo largo de la atalaya) conoce versiones de auténtica primera línea: Bruce Springsteen, Neil Young, Pearl Jam, U2, Dave Mattews, Prince, Bryan Ferry, Grateful Dead … Entre todas está la que considero mejor recreación de un tema dylaniano, la única versión que encuentro a la altura, o por encima del original: la de Jimi Hendrix.
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Escrita sobre un texto de denuncia social en su personal estilo enigmático e inescrutable, Dylan la incluyó en su álbum John Wesley Harding (1967), presentada en su guitarra acústica y acerada armónica. Hendrix consigue redondearla con el ritmo e intensidad eléctrica del sonido distorsionado de su Fender Stratocaster, en su álbum Electric Ladyland (1968)

"There must be some way out of here,"
said the joker to the thief,
"There's too much confusion,

I can't get no relief.
Businessmen, they drink my wine,

plowmen dig my earth,
None of them along the line

know what any of it is worth."

"No reason to get excited,"

the thief, he kindly spoke,
"There are many here among us

who feel that life is but a joke.
But you and I, we've been through that,

and this is not our fate,
So let us not talk falsely now,

the hour is getting late."

All along the watchtower,

princes kept the view
While all the women came and went,

barefoot servants, too.

Outside in the distance a wildcat did growl,
Two riders were approaching,

the wind began to howl.
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"Tiene que haber una salida"
dijo el bufón al ladrón
"hay demasiada confusión
no encuentro respiro,
los hombres de negocios se beben mi vino,
los campesinos trabajan mi tierra,
pero ninguno de ellos
conoce el valor de esas cosas".

"No hay razón para excitarse"
dijo amablemente el ladrón
"muchos de entre nosotros
piensan que la vida es sólo una broma,
pero tú y yo ya hemos pasado por eso
y ése no es nuestro destino,
así que ahora dejémonos de falsedades,
se está haciendo tarde".

A lo largo de la atalaya
los príncipes vigilaban el paisaje
mientras todas las mujeres iban y venían
y también sirvientes, descalzos.


A lo lejos un gato salvaje gruñó,
dos jinetes se acercaban,
el viento empezó a aullar.
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PS: no intentéis elegir, ambas son memorables.

jueves, 12 de junio de 2008

Trío "Kegelstatt": canto de amistad


W.A. Mozart compuso este Trío para piano, clarinete y viola en mi bemol mayor K498 en 1786, el año del estreno de Le Nozze di Figaro. Escrito en la tonalidad de mi bemol, de afinidades masónicas, representa, según los Massin, un canto a la amistad fraternal. El subtítulo hace mención a una errónea atribución a una partida de bolos en casa de sus buenos amigos, los Jacquin, como origen de su composición.
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Está dedicado a Franziska von Jacquin, alumna suya, y primera intérprete en la parte de piano, junto con Stadler al clarinete y el propio Wolfgang a la viola.
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La inusual instrumentación imprime el carácter afable, delicado y de ingenua ternura a los tres movimientos de que consta la obra. Siendo el adecuadísimo timbre del clarinete el que sustenta el ambiente de elegancia y la atmósfera de cariño, en su ansia de juego y unidad con la viola. Un afecto que rozando lo linfático alcanza la perfección de la forma y de la sensación.


Andante


Menuetto

Rondó: Allegretto
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Stephen Kovacevich, piano
Jack Brymer, clarinete
Patrick Ireland, viola
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(Por amistad y con ternura, dedicado a Pilar)

sábado, 7 de junio de 2008

Juditha Triumphans devicta Holofernis barbarie

Aquí en el Noroeste, disfrutaremos de dos funciones en dos meses del único oratorio de Antonio Lucio Vivaldi cuya partitura ha llegado, casi intacta, hasta nosotros. Los otros tres, La Vittoria navale RV782, Moises Deus Pharaonis RV643, L’adoraziones delli tre Re magi al bambino Gesú RV645, se han perdido por el camino de los siglos.

Juditha Triumphans RV644, subtitulada “oratorio sacro-militar” representa una alegoría y exaltación de la victoria de la Serenissima República de Venecia sobre los turcos, en defensa de la asediada Corfú, a comienzos del XVIII.

El libreto, escrito en latín, se debe a Giacomo Cassetti y se basa en el relato bíblico de la heroína Judith, que libera a su pueblo del asedio del tirano asirio Holofernes, cortándole la cabeza en su propio campamento.

La gran capacidad dramático-musical de Vivaldi se vehicula aquí a través de cinco personajes:

Judith, (mezzo) la protagonista, la heroína, representa a Venecia. Abra, (soprano) su criada, es la personificiación de la fe cristiana. Holofernes, (mezzo) el tirano, refleja la imagen del odiado sultán turco. Vagaus, (soprano) su siervo, es el comandante de su ejército. Ozias, (mezzo) el Sacerdote hebreo, simboliza al Papa.

Vivaldi escribió la obra para las huérfanas del Ospedale della Pietà, por lo que la paleta vocal está limitada a voces agudas: sopranos y mezzos. Orquestalmente destaca por su rica, exuberante y variada instrumentación, "casi ostentosa", como corresponde a una celebración: dos flautas, dos oboes, un chalumeau soprano, dos clarinetes, dos trompetas, timbales, una mandolina, cuatro tiorbas, órgano, cinco viole all'inglese, una viola d'amore, cuerdas y continuo. La Sinfonía-Obertura se ha perdido y algunos intérpretes utilizan alguna otra en similar tonalidad. Fue estrenada en el Ospedale en 1716.

Musicalmente se alienta en la amplia melodía vivaldiana de ritmos contrastados. La acción, bastante estática, se divide en dos partes o actos, siendo algunos de sus mejores piezas:

Coro inicial: "Arma, caedes, vindictae"
Aria Vagaus: "Matrona inimica"
Aria Judith: "Quo cum Patriae me ducit amore"
Aria Holofernes: "Sede, o cara"
Aria Judith: "Agitata infidu flatu" (ansiedad ante el deber)
Aria Judith : "Veni, veni, me sequere fida" (lamento)
Aria Judith con mandolina obligada: "Transit aetas"
Aria Holofernes con oboe y órgano obligados: "Nolli o cara te adorantes" (declaración de amor) :

Susan Bickley - King's Consort

Aria Judith: "Vivat in pace, et pax regnet sincera"
Aria Judith (decapitación): "Impii, indigni Tiranii" (feroz tarea)
Aria Vagaus: "Armatae face, et anguibus"(furia venganza) :


Maria Cristina Kiehr - The King's Consort
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Coro final: "Salve invicta Juditha"

A fecha de hoy una de las funciones ya ha tenido lugar: El Coro de Cámara Francesc Valls y La Orquesta La Principessa Filosofa de Torroella de Montgrí dirigidos por Octavio Dantone, han actuado en Lugo dentro del marco del Festival Cidade de Lugo. La otra interpretación tendrá lugar en julio a cargo de Modo Antiquo y su director Federico María Sardelli.

Respecto a la primera, actuaron de solistas: Gemma Coma-Alabert (Judith), mezzo de voz profunda, amplia de tesitura, bella línea y con el punto débil en el escaso dramatismo interpretativo, un tanto plano. Marina de Liso (Holofernes), mezzo de voz amplia, generosa, bien timbrada, muy dramática y experta en el recitativo barroco. Monica Piccinini (Vagaus), soprano de voz pequeña, muy ligera, bella en la coloratura pero escasa de fiato y proyección. Maria Hinojosa (Abra), soprano generosa en el canto y en la expresión pero irregular de línea. María Infante (Ozias), mezzo de bello timbre. La Orquesta contaba con integrantes de Al Ayre Español, pero el resultado estaba lejos del excelente grupo aragonés, algo opaca en las cuerdas y con ciertos desajustes entre secciones. Viva e idiomática la dirección desde el clave de Dantone, un especialista.

Debajo presento unos vídeos de la función que, si bien no son de gran calidad, al menos suponen una exclusiva mundial:

Gemma Coma-Alabert (Judith): "Vivat in pace"


Monica Piccinini (Vagaus): "Umbrae carae, aureae adoratae"

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(Dedicado a Rodrigo, con agradecimiento por su ayuda)

martes, 3 de junio de 2008

Lamento di Federico


“E' la solita storia del pastore…”, tal vez lo más hermoso de la ópera “L’Arlesiana” (1897) de Francesco Cilea, heredero de la escuela verista italiana. Conocida como el Lamento de Federico, los más grandes tenores la han incorporado a su repertorio. Una emotiva aria teñida de amargura, un obvio dramatismo y una línea melódica cercana al mejor Puccini. Estrenada por el mítico Caruso, aquí os la dejo en interpretación del “rey del legato”: Pippo Di Stefano:

Obra e interpretación que un buen amigo barítono tuvo la gentileza de dedicarme en un programa radiofónico. Belleza para el oído con los ojos húmedos…

E' la solita storia del pastore…
Il povero ragazzo voleva raccontarla,
e s'addormi.
C'è nel sonno l'oblio.
Come l'invidio!
Anch'io vorrei dormir cosi,
nel sonno almeno l'oblio trovar!
La pace sot cercando io vò:
vorrei poter tutto scordar.
Ma ogni sforzo è vano...
Davanti ho sempre di lei il dolce sembiante!
La pace tolta è sempre a me...
Perché degg'io tanto penar?
Lei!... sempre mi paria at cor!
Fatale vision, mi lascia!
mi fai tanto male!
Ahimè!